¿A la altura de qué sueño está el conocer el mundo viajando en una casa rodante? En cualquier comparación puede haber abismos de diferencia, pero de lo que no hay dudas es que el punto en común entre todos ellos será el sueño de la libertad, del pelo suelto, de las hojas de ruta que pueden cambiar de un minuto a otro, de los planes que consisten en no tener plan.

Hay quienes dicen: "yo no quiero que suene mal, pero a mí la pandemia me benefició". Lo dicen con humildad, con la humildad de la sinceridad, los fabricantes de casas rodantes y de motorhomes.

Es que si bien ya venía siendo una tímida tendencia adquirir estos vehículos para vivir aventuras, la nueva normalidad que impone el coronavirus ha sido un impulso decisivo. Tal como dijeron los pronosticadores de tendencias cuando promediaba el primer aislamiento, el turismo de ahora en más buscará aire libre, lugares retirados, naturaleza, experiencias que se alejen lo más posible de lo masivo y de las multitudes.

DIMENSIONES. Las mini rodantes suelen ser solamente dormitorio, con cocina externa y funcionan muy bien con autos medianos.

Y ahí, en ese combo, entraron con todo las caravanas, principalmente los remolques que se enganchan al vehículo y que sirven de dormitorio, cocina y baño. Se ha convertido en la opción ideal para los viajeros que quieren salir en pareja o en familia pero mantenerse en su "burbuja", sin encierro ni contacto permanente con otras personas.

Refacciones

Por un lado, los fabricantes ven que llegan más consultas y encargos de casas rodantes. También en las rutas comienzan a verse más de estas unidades, cada vez mejor equipadas, con todas las comodidades para no extrañar una casa o un hotel. Por el otro, los que ya tenían sus tráilers, ahora piden refacciones y modificaciones, ponerlas a punto y sacarles el polvo para que vuelvan a hacer camino.

"Antes de la pandemia nos estaban pidiendo algunas refacciones y actualizaciones, entre ellas sacarles el baño. Como todo el espacio siempre es reducido, la gente resignaba el baño porque en definitiva usa los de los campings, y le daba más espacio al dormitorio o a la cocina. Ahora con la pandemia, es al revés: nos piden sí o sí con baño porque la gente no quiere compartir baños públicos", cuenta Roberto Reinoso, un tucumano que comenzó haciendo tráilers para transportar motos y de a poco comenzó a incursionar en casas rodantes.

Él ha notado un aumento de la demanda con la pandemia. Son muchos los viajeros que quieren cumplir el sueño de viajar en una casa rodante y el contexto les ha dado luz verde. "Yo comencé en el palier de un departamento, hasta que pude mudarme a una casa. La mayoría eran fabricaciones de food trucks, que se pusieron de moda en los tres últimos años. Y después comenzaron los encargos de casas rodantes", contó Roberto.

Algunos les encargan de cero, otros llevan algún vehículo para convertir en motorhome o modificar lo que será una casa rodante. El próximo proyecto de Reinoso es convertir un Mercedes Benz 915, el clásico minibus, en un motorhome.

Versión “mini”

"Esto de la pandemia favoreció la venta y fabricación de casas rodantes. La gente busca abrirse de la gran urbe, no encerrarse, evita los lugares masivos, quiere independizarse y estar al aire libre, no en aglomeraciones. Hay más ventas y más consultas", precisa Fernando Castaldo, fabricante porteño de casas rodantes en versión "mini", ideales para enganchar con autos medianos porque son livianas y bajas.

Ese es uno de los aspectos a tener en cuenta, advierte Castaldo: "ha cambiado la idea de tener la casa rodante clásica, grande, en la que entrás parado, porque en realidad estás mucho más tiempo afuera que adentro. La casa tiene que ser acorde al vehículo que tenemos, hay que pensar en las velocidades de circulación y en el consumo de combustible de cada rodado, porque varía mucho con el peso", señaló.

Castaldo, en efecto, comenzó a crear estas casas rodantes mini inspirado en una anécdota desafortunada: él solía viajar con su casa rodante, la famosa "andariega", hasta que en un viaje a la Patagonia, se le volcó. "Yo la veía cruzada por el espejo, no entendía qué pasaba. Era el viento, que terminó por volcarla. Ahí me di cuenta de que era un problema el tema de la altura y del peso del remolque", advirtió.

Ese fue el punto de inicio para que el constructor comenzara a buscar nuevos diseños de casas rodantes, y se inspiró en un modelo australiano que había visto en fotos. Son los MiniRod, de los que se vendieron unas 3.500 unidades en los últimos 12 años. "Sacamos entre seis y ocho por semana, y desde que se la encarga puede haber un mes y medio de demora. Seguimos con ese ritmo, pero en la pandemia crecieron los pedidos", contó.

Según Castaldo, los públicos principales son o parejas muy jóvenes, sin hijos; y parejas mayores, con los hijos independizados. "Por supuesto que se las puede equipar para una familia entera, pero las parejas que se disfrutan más entre ellas son las personas que más se enganchan con estos viajes", finalizó.