En barrio Oeste II, nadie sabe nada sobre el paradero de Franco Nicolás Lizárraga, el joven de 29 años que fue secuestrado frente a su esposa e hijo y luego rescatado por la Policía en la madrugada del domingo. Esa tarde, los uniformados fueron a buscarlo a su domicilio para que compareciera ante la jueza Carmen Rosa López y contara su versión de los hechos en la audiencia que concluyó con la detención de los cuatro hombres que lo habrían raptado. Ayer, LA GACETA tampoco pudo localizar al denunciante, que tras el traumático hecho se habría refugiado en casa de algunos familiares -según estiman los investigadores-.

El hecho

El domingo cerca de las 2.20 Lizárraga detuvo su taxi Renault Logan frente a un drugstore de Necochea al 800. El joven viajaba junto a su esposa, Tania Lorena Paredes y su hijo de meses, cuando una Ford EcoSport y un Chevrolet Onix les cortaron los encerraron. De esos vehículos bajaron cuatro personas armadas que a fuerza de golpes subieron al taxista en la camioneta y sacaron su teléfono del auto de alquiler para que llamara a un pariente.

A las 2.45 la Policía fue alertada del hecho por los vecinos que se quedaron a auxiliar a Paredes. Inmediatamente se inició un “operativo cerrojo” que concluyó a las 3.10, cuando el agente Pablo Cuello reconoció por la matrícula a los vehículos de los secuestradores en Maipú y Santa Fe. Una delegación de cinco policías se acercó a esa esquina y terminó arrestando al policía federal Gonzalo Gabriel Lagoria (32 años), a los efectivos provinciales Luciano Ramón Campos (27) y Jonathan Gabriel Díaz (27), que llevaban esposada a la víctima en la Eco port. También se aprehendió al comerciante Ángel Luis Medina (32), que conducía el Onix. Los sospechosos dijeron que se trató de un operativo antidrogas pero no pudieron acreditarlo.

Al ser rescatado por los efectivos de la Guardia Urbana, a cargo de Silvio Luna, Lizárraga declaró en sede policial que los secuestradores lo habían golpeado y le pedían que llamara a Carlos Ovejero, un familiar político (las esposas de ambos son primas), pidiéndole que pagara el rescate con dos kilos de droga o con dinero.

El fiscal Ernesto Salas, de la Unidad de Delitos Flagrantes II, intervino en primera instancia y mantuvo la esperanza de que la investigación continuase en sus manos, ya que los defensores Matías Cardozo y Florencia Ciotola no habían planteado la incompetencia durante la audiencia. Sin embargo, la jueza Carmen Rosa López, que intervino para el control de aprehensiones y que ordenó que los cuatro imputados sean detenidos con tres meses de prisión preventiva, consideró que la investigación del secuestro y de los posibles vínculos con el narcotráfico deberán ser analizados por la Justicia Federal. Ayer se remitieron todas las actuaciones al juez federal Fernando Poviña y al fiscal federal Pablo Camuña.

Horror en Villa Luján

El secuestro del taxista asustó a los vecinos de Necochea al 800. Muchos no se atrevieron a hablar con LA GACETA sobre lo que habían visto u oído. Por ejemplo, según se mencionó durante la audiencia del domingo, las personas que atendían el drugstore donde la víctima había frenado para hacer una compra, asistieron a Paredes porque sufría un ataque de nervios. Sin embargo en el quiosco prefirieron no hablar ante LA GACETA de lo que había pasado.

Quienes sÍ se animaron a hablar mencionaron que la joven gritaba por la desesperación y que mucha gente salió a auxiliarla; sin embargo muchos vecinos aseguraron ayer no haber escuchado nada.

Álvaro, un residente de esa cuadra que pidió preservar su apellido, le contó a nuestro diario lo que vio esa noche. “Fue muy rápido todo. No había ninguna sirena ni ruido policial. Esto no fue un operativo, de ninguna manera”, describió el joven, que salió a la madrugada para ver qué ocurría y vio a dos hombres de civil que subían a la víctima a una camioneta.

“La Policía llegó en cinco minutos y perimetró el lugar; había un amontonamiento de gente asistiendo a una persona pero más no vi. No sorprende este tipo de cosas ya realmente, aquí después de las 12 pasa de todo y, aunque la Policía pasa seguido porque está cerca la Jefatura, lo mismo es una cuadra tremenda”, añadió.

Fernanda Gordillo también accedió a recordar el hecho. “Escuché un reventón de puertas de autos y vi que unas personas agarraban a un chico y lo subían a un auto. Después le sacaron el celular a la señora de ese chico. Nadie pudo defenderlo porque iban todos armados (los secuestradores) y decían que venían con orden de captura y allanamiento”, contó la mujer. “La chica estaba muy nerviosa, no sabía qué podía pasarle a su pareja. Le acercaron agua con azúcar. Nunca vieron que dos autos los venían siguiendo”, agregó.

Reconocimiento

El fiscal Salas destacó la rápida reacción policial ante el secuestro. “Quisiera transmitir mi satisfacción por el trabajo realizado por todo el personal de la Policía que intervino en la investigación del secuestro extorsivo... en particular destaco el coraje, la celeridad y la firmeza de los agentes que intervinieron en el primer momento de la aprehensión de los imputados, que se encontraban armados. Me refiero a los agentes Candela Figueroa, Maximiliano Ledesma, Franco Ruiz, Cristian Aragón, Pablo Cuello. A su vez también a los comisarios Silvio Luna, Gustavo Luna, Jorge Dib y al oficial Bárbaro Veris”, señaló el investigador, que en la audiencia les recriminó a los acusados Lagoria, Campos y Díaz que habían deshonrado su función de miembros de las fuerzas.