Cree que recién estamos en los albores de la segunda ola y que lo peor está por venir. Pronostica 40.000 contagios diarios para mayo y asegura que la gestión sanitaria del Gobierno es pésima y que la situación será muy difícil de revertir. Afirma que mientras hay gente que se muere en las puertas de los hospitales esperando turnos, se sigue vacunando a militantes kirchneristas. Y que la gente, hastiada de la mala administración, ya no va a acatar ningún tipo de medidas restrictivas. Carlos Kambourian es pediatra, ex director del Hospital Garrahan y se hizo famoso por sus intervenciones mediáticas. En Twitter lo apodaron “el doctor Muerte”, apodo que según él le da risa. Reniega del consejo de asesores del Gobierno y es uno de los especialistas más críticos de la gestión de Alberto Fernández. Desde Buenos Aires, el médico habló con LA GACETA en estos términos:

¿Cómo ve usted la situación sanitaria en este momento?

- Bastante difícil, muy difícil, con considerable crecimiento de caos. El virus no va a ceder, al contrario, va a seguir su curso y en pocas semanas vamos a tener unos 40.000 casos por día. La curva de fallecidos también va a crecer. Hay un descontrol de contagios y un sistema sanitario que no puede responder. La demanda supera a la oferta y nos lleva al desastre con 500 muertos por día como hace dos días. Se mueren porque no los pueden ayudar. Hay pacientes que esperan ocho horas a que los atiendan. Los hospitales no tienen la cantidad de oxígeno suficiente, el sistema está colapsado. Estas circunstancias provocan el desastre. Le ponen épica a la llegada de las vacunas, pero aquí no hay nada que festejar. Somos el país con mayor cantidad de contagios, no se hacen los test que se deben hacer, uno no puede no ser crítico. Las vacunas no son suficientes, se aplicaron siete de los 12 millones que llegaron y se las aplicaron a personas privilegiadas, a los militantes. Hay que criticarlos, tienen que cambiar las personas que asesoran, no se toman decisiones correctas. Estamos llenos de decisiones erráticas. Una de cada dos personas en el conurbano es positiva de Covid-19, no lo saben porque no se testea lo suficiente, celebran 100.000 test cuando deberían realizar al menos 500.000.

¿Qué piensa del tema de la vacunación?

- Lo que hoy tiene que suceder, independientemente de traer vacunas del exterior, es aplicar las vacunas que ya tenemos en Argentina. Nosotros tenemos más de 2,5 millones de vacunas que no están aplicadas. No puedo entender todavía bien porque. Ese es el principal problema a resolver. Hasta el momento son más de siete millones las que han llegado, y dos millones y medio están sin aplicar. Puede ser que muchas sean segundas dosis, pero si es así, habremos comprado mal y hay problemas internos por resolver. Encima de las tres vacunas que compraron hay una, la de Sinopharm, que con una sola dosis tiene una dudosa eficacia. La gestión del gobierno es mala desde donde se la mire, se equivocaron desde el principio y ahora estamos viendo las consecuencias cuando, yo creo, ya es muy tarde para cambiar de plan. Se tardó en tomar medidas para frenar las nuevas cepas de coronavirus que ya están en nuestro país y hoy no hay ninguna medida que las contenga. No hay una sola línea de trabajo en una pandemia. Otros países no han tenido el aislamiento tan prolongado cómo tuvo la Argentina.

¿Qué opina de las medidas que está tomando el Gobierno ahora, como la suspensión de las clases presenciales en el AMBA?

- Los ciudadanos ya hicimos lo que teníamos que hacer. Ya está, no podemos hacer nada más, pero las autoridades deben tomar la decisiones correctas, si quieren suspender las clase ahora es una decisión incorrecta. Hay que hacer medio millón de tests por día, aislamiento intensivos, focalizados, muy cortos. Las restricciones como medida aislada no van a funcionar. Yo creo que ya perdimos la batalla, el aislamiento generalizado no va a funcionar, la gente no lo respeta porque el gobierno perdió credibilidad. Y va a perder más autoridad. Esto seguramente no sean tres semanas de restricciones, serán tres meses, con un invierno muy difícil con un aumento de los casos y los contagios, sin otra política que acompañe, es un fracaso. La misma pandemia va a llevar a la gente a tomar sus propias medidas cuando note que hay casos positivos en su entorno o haya algún joven en terapia intensiva, lo que genera alarma y miedo. Esto funciona así.

Uno ve imágenes de otros países, incluso de Brasil, y son dramáticas. ¿Nos va a pasar lo mismo en Argentina?

- Aquí la ocupación de camas crece todos los días. Hay cosas que no están funcionando del todo bien. Lo que funciona bien es el virus que funciona mejor que nosotros, y muta y cambia antes de lo que nos damos cuenta. Mientras tanto nosotros perdemos una semana discutiendo si las restricciones empiezan a las 22 o a las 23. Deberíamos estar haciendo testeos, buscando a los enfermos para aislarlos. El sistema sanitario se está estresando. Se está llegando a los peores momentos del año pasado y todavía no llegó la etapa invernal. Va a aumentar el número de contagios y encima el Covid-19 va a convivir con las otras enfermedades.

¿Cómo analiza las llegadas de las nuevas cepas?

- Nunca hubo controles efectivos. Eso hace que la diseminación viral sea mucho más importante, acompañado con la falta de un programa de vacunación efectiva. El germen fue mutando y ahora afecta más a los jóvenes, los convierte en pacientes graves y muchos fallecen. Los adultos mayores no cambiaron la tasa de letalidad, cuanto más adultos mayores se vacunen va a ser mejor, pero no es lo que está pasando ahora. Nadie puede ser optimista, es una cuestión de realidad. Las autoridades argentinas están mirando para otro lado, y no veo nada lindo, soy muy realista.

Entonces, desde su punto de vista, las políticas sanitarias fueron un fracaso…

- Hoy tenemos un comité de expertos que ya se equivocó y es muy posible que vuelvan a hacerlo. Y obviamente un Gobierno que desde el principio hizo todo mal. Hay que salir a buscar a los enfermos, no podemos esperar más que los enfermos vayan a los tests. Si nosotros no hacemos tests en invierno, es muy preocupante lo que pueda suceder, vamos a estar muy cercanos a Brasil. Esas mismas imágenes de gente ya no buscando un hospital, sino un cementerio, las vamos a tener aquí. El descontrolado aumento de contagios no es secundario a la virulencia del germen. Hoy es secundario a la virulencia de los políticos. El virus hizo una maestría en grieta argentina. Mientras eso no cese, la pandemia no se resuelve. Hoy se terminó la autoridad en Argentina. Con aulas o sin aulas, ganó el virus. Hay acefalía en el manejo de la pandemia y esto termina en catástrofe. Lo lamento mucho.