Que no cunda el pánico. Si algún visitante de Horco Molle se topa con árboles talados o con las mismísimas topadoras, tranquilo. Allí se ha puesto en marcha un proyecto a gran escala de restauración ecológica, que incluye la extracción de eucalipto y siempreverde, entre otras especies foráneas, y su reemplazo por plantas nativas.

Con apoyo y financiación de la Universidad de Aberdeen, de la fundación franklinia de suiza y del jardín botánico Carlos Thays, de la ciudad de Buenos Aires, la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional ha comenzado a intervenir un sector del Parque Sierra de San Javier, del camino hacia su escuela de Agricultura y del interior del Jardín Botánico.

Este proyecto data de 2015, y su objetivo es, justamente, reforestar con plantación autóctona, cuenta Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental de Horco Molle. En algunos de sectores -añade- ya han comenzado a experimentar con nuevas especies, y en otros todavía no han avanzado con los nuevos plantines.

La Reserva de Horco Molle se ha destacado en los últimos años por sus programas de rescate de tapires y de recuperación y suelta de tucanes, entre otros. La creación de su jardín botánico, a fines de 2017, también tuvo impacto en la comunidad, pues pasó a ser el tercero de Tucumán, junto al de la Fundación Miguel Lillo y al de la Facultad de Agronomía y Zootecnia.

La reserva es un área protegida que pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Sus instalaciones le fueron cedidas a la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Se encuentran ubicadas en el Parque Sierra San Javier, también propiedad de la UNT.