Virginia Mercado, por haber sido la última persona que vio con vida a Paulina, fue considerada como la testigo clave del caso. Pero transcurrieron más de 15 años del hecho y la joven, que reconoció haber sido la mejor amiga de la víctima, nunca aportó datos importantes para que se esclareciera. Ella fue la primera en asegurar que Paulina se dirigía a la casa de César Soto. Sobre el ahora imputado dijo que era una persona violenta y que no se llevaba bien con su amiga. Nunca identificó al remisero que las trasladó. Tampoco pudo explicar sus vínculos con miembros de la barra de Atlético.