Por pedido de la Municipalidad, la Justicia concedió anoche una medida cautelar que ordenó desocupar el Mercado del Norte ante el riesgo inminente de derrumbe. El fallo de Cynthia Lorena Rocha, magistrada en el Colegio de Jueces Subrogantes del Centro Judicial Capital, dispuso que la Capital realice un “operativo de desalojo” con el fin de que aquellos que ocuparon ayer por la tarde el Mercado y que los trabajadores que se desempeñan en los puestos retiren la mercadería, con el acompañamiento de personal especializado. Si no pudiera realizarse esta tarea de manera pacífica, sólo entonces la jueza autorizó el accionar policial, entre las 8 y las 20 de hoy. 

Durante la audiencia, el apoderado del municipio, Ignacio Ferrari, enfatizó que existe un riesgo “actual e inminente de derrumbe”, que se traduce en un peligro “tanto para las personas que están adentro como para el patrimonio edilicio y para los locales comerciales que están alrededor”. El funcionario reconoció que la Municipalidad no tiene vínculo contractual con los puesteros y que tampoco se los conoce, ante una consulta de la jueza. 

La perito ingeniera por la Municipalidad, Carolina Fernández, explicó que, el viernes pasado, cuando explotaron dos columnas del edificio, pudieron observar cómo se habían “deformado vigas y losas”. Detalló que se ha apuntalado el sector pero teme que se trate de un efecto dominó y que puedan colapsar otros sectores debido al deterioro. También indicó que no tienen un plano preciso sobre el mercado, por distintas modificaciones realizadas, sin consulta, a la estructura por parte de algunos puesteros, y que sobrecargaron las columnas. 

La ingeniera señaló que deberán realizar tareas de apuntalamiento, que insumirían entre una y dos semanas, para luego realizar un estudio profundo sobre el estado del edificio, que requeriría cerca de 90 días. “El edificio es de los años 30 y no tiene una estructura antisísmica. Su estructura se recargó demasiado porque en 1987 hubo un retranqueo. Antes, todos los elementos puntales, las columnas, eran paredes de mayor tamaño con paños vidriados. Esas mamposterías de ladrillo quedaron como elementos puntuales, no longitudinales. A medida que pasó el tiempo se fueron agregando cargas; como digo, los locales comenzaron a demoler y se fue recargando cada vez más el edificio”, agregó la especialista.