Tercera Parte.

“A las señaladas contradicciones e inconsistencias, debe sumarse la reticencia de la testigo a contestar las preguntas que le formularon las partes, a las que en reiteradas oportunidades respondió no recordar. En ese sentido, entiendo que ha quedado demostrada por parte de la testigo una posible intención tendiente a ocultar la verdad o aportar algún dato relevante”, opinaron los jueces Carlos Caramuti, Dante Ibáñez y Rafael Macoritto al fundamentar por qué Virginia Mercado debía ser investigada por encubrimiento o falso testimonio. Así seguía la causa por la desaparición y el posterior crimen de Paulina Lebbos, perpetrado en febrero de 2006.

Mercado era la amiga más cercana de la víctima. Estudiaban y salían juntas. Por haber sido la última persona que había visto con vida a Paulina, siempre fue considerada la testigo clave del caso. La estudiante oriunda de la localidad salteña de Aguaray, que en ese momento tenía 28 años, vivía junto a su primo Alejandro Aramayo en un departamento ubicado en La Rioja al 400. Allí llegó Paulina para cambiarse y luego salir a bailar al boliche Gitana, de la zona del Abasto. Ese fue el último destino conocido del remise Fiat Duna bordó con vidrios polarizados que llevó a la víctima del crimen.

Los primeros días Mercado tuvo una activa participación. Declaró todo lo que sabía en la ex Brigada de Investigaciones el 26 de febrero de 2006, por la noche, y luego ratificó sus dichos en la Justicia. También participó en las primeras marchas organizadas por sus compañeros para exigir la aparición con vida de Paulina. Pero de un día para el otro se marchó de la provincia. Volvió para realizar una reconstrucción del momento en que tomaron el remise, medida que había sido ordenada por el fiscal Alejandro Noguera y que terminaría siendo fundamental para complicar su situación procesal. Esa fue la última vez que se mostró dispuesta a colaborar en la investigación.

Carlos Albaca y Diego López Ávila, que dirigieron la pesquisa en diferentes etapas, tuvieron que amenazar con ir a buscarla con la fuerza pública si no se presentaba a ampliar la declaración. Lo hizo, pero siempre pidiendo condiciones: que se mantuviera en secreto su llegada; que contara con protección del personal de la fiscalía y que se mantuviera alejada a la prensa. Temblaba cada vez que un periodista se le acercaba, extraño para una joven que estudiaba para ejercer esa profesión.

Miedo

¿Por qué tenía miedo Mercado? Es una pregunta que hasta hoy sigue sin responderse. Alberto Lebbos, padre de la víctima y que como todo caballero nunca la cuestionó ni la acusó públicamente de nada, en una entrevista emitida en “Panorama Tucumano”, el programa de actualidad de LA GACETA, declaró: “después de todo este proceso y de las declaraciones de la familia de Virginia nos queda cada vez más firme la convicción de que están amenazados”.

Recordó que, según declaró su hermana Jimena Mercado en el juicio, en marzo de 2006 se presentaron dos personas en el departamento en el que vivía su hermana diciendo que eran policías. “No tengo ninguna duda de que eso fue una amenaza mafiosa porque inmediatamente al otro día se fueron de Tucumán”, dijo Lebbos.

“Lo más grave es que en el juicio ella declaró que cuando fue llevada a la Brigada porque quería relatar y contar lo sucedido, le decían que ellos iban a escribir lo que querían. Hubo amenazas de la Policía y hay temor de Virginia Mercado para decir toda la verdad. En las audiencias se notó que hubo mucha gente con temor. Acá hubo un verdadero terrorismo de Estado dentro de la causa”, agregó en esos días Emilio Mrad, representante legal de la familia Lebbos.

En “Panorama Tucumano” se produjo un informe especial sobre la testigo clave. Fue el único ciclo televisivo que la entrevistó. Lo hizo en Aguaray. Un día antes de que saliera a la luz ese reportaje, Mercado se comunicó con nuestro diario. En esa llamada insistió en que había dicho todo lo que sabe y que no ocultaba nada; sostuvo que nunca fue amenazada y explicó que en la audiencia no podía recordar algunas cuestiones debido al tiempo transcurrido desde el hecho y a la presión que sentía al declarar.

En esa entrevista, Alberto Mercado, padre de la testigo, recordó que había viajado a Tucumán para acompañar a sus hijas tras la desaparición de Paulina. “Para nosotros la Policía fue un desastre, particularmente con Virginia. Nunca nos brindaron protección”, afirmó. “Esos días estaban ahí, en la puerta del edificio, los periodistas. Mi primo no podía salir para ir a clases, no podíamos ir a comprar... A los dos días ya salía mi nombre, dónde vivía, el teléfono fijo”, recordó Mercado al justificar su repentina y misteriosa partida de la provincia.

Fuera de cámara

En el juicio por el crimen de Paulina se esperaba que Mercado rompiera el silencio y dijera todo lo que sabía del caso, detalles que a lo largo de 12 años no había revelado por alguna razón en particular. Los jueces tomaron todos los recaudos para que se presentara a declarar. El Poder Judicial se hizo cargo de su traslado y alojamiento y le otorgó viáticos para que afrontara la estadía en la provincia. Por pedido de los jueces, ella y sus parientes contaron con una custodia especial. La cuidaron agentes de la Policía  Federal. Pero Mercado no aportó nada nuevo, sólo confusión y contradicciones.

La salteña declaró que había sido víctima de maltrato una vez que declaró ante el ex fiscal Carlos Albaca (quien espera ser enjuiciado por las irregularidades que habría cometido cuando estaba al frente de la investigación). “En realidad no fue él, sino un empleado que empezó a realizar cuestionamientos de todo tipo. Me cuestionó porque no supe contestar de qué color era el tapizado del ómnibus en el que había viajado”, indicó Mercado mientras lloraba. Con la voz entrecortada agregó: “después esa persona, que estaba sentada en un escritorio, me dijo que me fuera a sentar porque esta causa quedaría así hasta que caducara. En otras palabras; me quiso decir que el caso no se resolvería nunca. El fiscal Albaca no dijo nada cuando ese hombre dijo eso”.

El tiempo terminó confirmando esa amenaza. Sergio Kaleñuk, César Soto y Esteban Gómez, señalados como posibles autores del crimen, quedaron a un paso de no ser investigados por la prescripción de la acción penal en su contra, puesto que la Corte Suprema de Justicia de la Provincia no confirmó la sentencia, dictada el 25 de febrero de 2019.

Llamativo

Gustavo Morales, defensor del condenado Eduardo di Lella, hizo llorar a Mercado cuando le preguntó por qué no le había comentado nada de esa situación a Alberto Lebbos o al fiscal López Ávila. “En ese momento no lo pensé. Entiendan que me costó mucho superar todo esto”, le contestó entre lágrimas.

Mercado, que actualmente tiene 42 años y trabaja como docente en Aguaray, también cuestionó a López Ávila por su actitud durante la audiencia. “Cuando estuve declarando ante él, se dirigía a mí de manera violenta. Levantaba el tono de la voz, se paraba”, contó. Aclaró que en otras oportunidades, el años anteriores, el investigador había sido amable con ella. Pero se mantuvo firme en que fue hostigada cuando estuvo en la sala de audiencias. “Él ejercía violencia hacia mí por ser mujer”, declaró.

¿Qué hizo el fiscal? La puso en evidencia. Mercado dijo que no conocía al presidente de Atlético y actual diputado nacional Mario Leito ni a Jorge “Jazo” Acevedo (referente de “La Inimitable”, la barra brava de Atlético), pero en el expediente figura un celular que terminaba con el número 06 y que se había comunicado con esas personas.

También Mercado declaró no conocer a Magdalena Karina Cruz, pero sí se estableció que hubo al menos tres comunicaciones entre ambas posterior al crimen. Esta relación le dio fuerza y la ubicó dentro de la pista narco del caso, hipótesis que será analizada en una próxima entrega.

Los fundamentos

En las 1.571 páginas que utilizó el tribunal para fundamentar el fallo, los jueces dejaron en claro el por qué debía ser investigada Mercado. Entre otros puntos señalaron:

1- Cayó en varias contradicciones con respecto al horario en el que salieron de su casa e ingresaron al boliche Gitana.

2- Primero dijo que no podría reconocer al remisero que la había traslado hasta su departamento, pero después aseguró que sí lo había visto de frente.

3- Hubo notorias diferencias entre el relato que hizo cuando participó en la reconstrucción del momento que abordaron el remise y lo que declaró en la audiencia.

4- La joven indicó que cuando su hermana y su primo Aramayo llegaron al departamento ella estaba durmiendo. Sus parientes señalaron que salieron del boliche a las 5.30 y que caminaron las seis cuadras sin detenerse. Mercado señaló que abordó el remise junto a Paulina a las 6. “Resulta difícil de creer que Virginia haya llegado al departamento antes que ellos, más aún cuando según esos testimonios, Mercado se habría encontrado ya durmiendo desde hacía un rato”, razonó Caramuti.

5- No fue coincidente la descripción que hizo sobre la ropa que llevaba puesta Paulina cuando llegó al departamento.

6- Se contradijo varias veces al hablar sobre su relación con Soto y cómo era él con Paulina. “Aclaro una cosa: a César Soto ella nunca me lo presentó. No lo conocía a él hasta las fotos que aparecían luego de la desaparición de Paulina. Sí telefónicamente, porque a veces me llamaba al departamento a ver si estaba ella, pero no lo conocí personalmente”, señaló primero. Después dijo: “puede que lo haya visto y no sabía que era él, pero yo después lo conocía por fotos”. Y por último agregó: “en la facultad sí, porque le llevaba comida, pero eso fue después. Yo cuando me refiero que nunca lo conocí personalmente, es porque ella nunca vino y me lo presentó. Después, cuando lo vi por fotos, lo asocié con el chico que yo había visto antes que le llevaba comida”.

Estrategia

Mercado viajó a la provincia dos veces para declarar. La primera vez que se sentó frente al tribunal fue en febrero de 2018. Allí quedó en la mira de todas las partes. “Las palabras ‘no recuerdo’ pasaron a ser una prueba de que vengo a este juicio a mentir”, marcó un molesto  Carlos Posse, defensor de Waldino Rodríguez para quejarse por la actitud de la salteña.

La segunda presentación fue en diciembre. Su postura terminó siendo diferente. Al sentirse complicada por la primera vez que habló, en la segunda se notó mucho más firme. Claro que terminó complicando procesalmente a Soto con sus dichos. Es decir que buscó, con éxito por cierto, desviar las miradas acusadoras hacia otra persona. “Era muy celoso. A veces, como sin desearlo, Paulina tenía que complacerlo sexualmente, para no pelear y esas cosas… Pero no fue abusada. Yo lo sentí así, (estaba) obligada; ella  sentía una obligación para no exponerse al conflicto”, señaló.

Mercado no asistió a la lectura del fallo en el que los magistrados pidieron que fuera investigada por supuesto encubrimiento o falso testimonio. Pero nada le pasará, será otra de las sospechosas salvadas por la prescripción por la mora judicial.