El español Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, viajó a Rusia para sondear si el Kremlin tiene la intención de cooperar con la Unión Europea, pese a las presiones por el caso del opositor Alexéi Navalny, condenado a tres años de prisión. 

El gobierno ruso rechaza cualquier injerencia en sus asuntos internos y ya advirtió a la UE que considera “insensato” condicionar el futuro de su relación bilateral a Navalny. 

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Rusia estaba dispuesta “a todo” para mejorar las relaciones con la UE, pero no a “escuchar consejos”. El enviado europeo ya adelantó que desea reunirse con Navalny, si las autoridades rusas lo permiten, y con representantes de la sociedad civil. (Especial)