El transporte público de pasajeros arrastra una crisis terminal en Tucumán. Hay voces críticas del servicio de ómnibus, por el estado de las unidades, las frecuencias, el precio del boleto, y el sistema mismo arrastra vicios de funcionamiento que lo hacen inconducente. En los últimos días los choferes estuvieron a punto de iniciar un nuevo paro de actividades. Sin embargo, la medida se desactivó y se espera que no haya protestas hasta fin de año, pero nada indica que la crisis no vaya a agravarse aún más. En el ínterin, ha comenzado a funcionar de modo experimental una línea urbana en Tafí Viejo y la municipalidad capitalina se apresta a poner en servicio un transporte alternativo con combis.

La llegada de Uber a Tucumán tampoco está exenta de polémica. El servicio de traslado de pasajeros mediante una aplicación provoca posiciones diversas. Unos plantean que se trata de un servicio ilegal; otros lo defienden como una pieza más del engranaje que contribuye a la competencia en beneficio del usuario. Mientras tanto los taxistas se enfrentan al desembarco de Uber con protestas. Ahora se suma un nuevo elemento: el aumento de las tarifas de taxis en la capital tucumana. Falta citar la carencia de transportes en el interior, o las alternativas precarias como son los taxis pirata, que circulan sin seguros ni garantías para los usuarios.

En este escenario que muestra la capital, muchos tucumanos comenzaron a preguntarse sobre otras alternativas como medio de transporte de pasajeros. Hay quienes vieron en otros países ejemplos a tomar en cuenta en esta ciudad, como son las bicitaxis o las mototaxis. Estos medios que parecen precarios funcionan en grandes ciudades como La Habana, Cartagena de Indias, entre otras. En un principio, la idea parece descabellada, por diversos factores que tiene la ciudad histórica de San Miguel de Tucumán. El ancho de las calles, el enorme parque automotor con aproximadamente 600.000 autos que circulan, según las cifras que dio el subsecretario de Tránsito Municipal, Enrique Romero. “Esto no es Taiwán”, dijo el funcionario para justificar su rechazo a la posibilidad de habilitar bicitaxis o mototaxis en la capital tucumana. Para reforzar su postura, Romero advierte que no se puede comparar el parque automotor de Tucumán con el de Salta, donde la provincia vecina tiene apenas 170.000 vehículos en circulación.

Los lectores de LAGACETA.com también dejaron su aporte sobre el tema. En una encuesta online, la mayoría de los participantes votó a favor de un eventual servicio de bicitaxi o mototaxi. El 57% respondió que sí viajaría en bicitaxi o mototaxi por considerarlo “más cómodo”, en tanto que el restante 43% votó en contra porque “es peligroso”. Estos criterios dispares entre funcionarios y usuarios se dan en un momento en que tanto la capital como Yerba Buena ratificaron sus proyectos de creación de sendas exclusivas para la circulación de este tipo de rodados. Quizá sea el momento de abrir un diálogo institucional entre los diferentes actores para develar si acaso fuera posible crear en la ciudad estos sistemas de transporte alternativo de pasajeros. Un debate con la participación de especialistas, con representantes del Concejo Deliberante, de la intendencia y acaso de la Defensoría del Pueblo. Se trata de escuchar la voz de todos los involucrados para luego sacar una conclusión fundamentada. La gran discusión sobre el transporte público en la provincia aún no se ha dado.