“El dolor es una carga difícil de sobrellevar, y más en esta situación de pandemia, que requiere trabajar y aislarse en casa, pero que puede predisponer la adopción de posturas perjudiciales para el cuerpo, en especial la espalda”, advierte Andrea Arcos, especialista en neurocirugía funcional. Pero a veces, agrega, el dolor puede deberse a problemas más serios que una mala postura.

“El dolor es lo que el paciente dice que le duele”

“La consulta más frecuente en este contexto es por dolor lumbar, y las fuentes de información más importantes para conocer sus causas son la historia clínica y la exploración física, por lo que resulta imprescindible la consulta médica”, señala. Explica además que es clave determinar las causas del dolor con una visión global e integrada de las distintas estructuras de la región lumbar.

“Se ha podido demostrar que hasta un 80% del dolor lumbar están en relación con el síndrome miofascial, un cuadro doloroso muy frecuente producido por contractura continua de ciertos músculos. El dolor no responde a tratamientos farmacológicos ni a sesiones de fisioterapia -agrega- porque muchas veces esos músculos se hallan en regiones muy profundas del cuerpo y es complicado acceder a ellos.

“Estas contracturas sostenidas de los músculos simulan las famosas arrugas faciales y, como ellas, responden con éxito a la aplicación de toxina botulínica, que genera relajación prolongada de la musculatura mediante bloqueo de la transmisión nerviosa al músculo”, explica.

El procedimiento se realiza en forma ambulatoria, y para su aplicación sólo se necesita Rayos X, para identificar correctamente el músculo. “Todo músculo contracturado puede tratarse con toxina botulínica”, informa Arcos.