La desesperación y el miedo han contribuido a un aumento de la automedicación en estos meses. A lo largo de la pandemia, la falsa o mala información fomentó el consumo irresponsable de algunos medicamentos presentados como prometedores para el tratamiento del coronavirus. Pero la realidad es que muchos de estos medicamentos se encuentran bajo estrictos protocolos de investigación mientras que otros ni siquiera entran en esa categoría.

“No existe un medicamento específico para prevenir o para curar el coronavirus”, afirma categóricamente Orlando Di Marco, director general de fiscalización sanitaria del Siprosa. “La automedicación es una de las causas más importante de muertes a nivel mundial. La pandemia modificó muchas conductas humanas; potenció la soledad, la angustia y la incertidumbre. La gente está muy atemorizada y eso estimuló más la automedicación”.

Si bien muchos especialistas aconsejan no utilizar medicamentos no aprobados contra la covid-19, muchos otros sí recetan estas drogas cuya efectividad no está comprobada. Es el caso de Fabiana Mambrini, cuyo médico le recomendó consumir ivermectina, uno de los medicamentos en fase experimental, de manera preventiva contra el coronavirus. “Yo decidí tomarlo para que el virus no sea letal en mi cuerpo”, cuenta Mambrini que viene de batallar contra un cáncer de mama todo el 2019. “Imaginate el temor que siento, acabo de luchar contra una durísima enfermedad y ahora me toca una pandemia”.

El Ministerio de Salud de la provincia adoptó los protocolos de estudio de algunos medicamentos para su uso compasivo en pacientes con covid-19, entre ellos la ivermectina. “Cualquier medicamento que no está autorizado por Anmat permite el uso compasivo de forma experimental en situaciones donde no existen otras terapéuticas. Son para sujetos identificados, no es de uso masivo”, explica Gustavo Costilla Campero, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Infectología.

Patricia Acosta también es paciente de riesgo, tiene problemas pulmonares. A ella ningún médico le recetó nada: buscando en internet se contactó con gente que lleva años consumiendo dióxido de cloro, o CDS, como método de prevención. “Probalo, es inocuo. Lo único que puede pasar es que no te haga nada”, eso le dijeron y desde entonces se interesó en el tema.

Pero en este caso el CDS no es un compuesto utilizado para el consumo humano, es un potente blanqueador y desinfectante de superficies y de ninguna manera puede considerarse un medicamento según los profesionales de la salud como Costilla Campero: “en el caso del dióxido de cloro no se está haciendo ningún ensayo clínico, eso sí es puntual”, establece.

El ibuprofeno para inhalar fue otro de los medicamentos que generaron falsas esperanzas en quienes fueron víctimas de “fake news”. Ante la consulta sobre si las farmacias pueden fabricarlo, el titular del Colegio de Farmacéuticos de Tucumán, Emilio Alves, asegura que al ser un producto que no está aprobado para su comercialización ni siquiera se debería vender. “Si lo están comercializando es un ilícito”. También sostuvo que en ocasiones, las farmacias venden medicamentos sin recetas y que esto se agravó por la pandemia.

Frente a esto, Di Marco aclaró que esta práctica representa un ilícito: el farmacéutico no puede vender nada que no esté prescrito por un médico y los médicos no deben recetar medicamentos cuya eficacia terapéutica no está comprobada”, agrega.

En el mundo se están investigando más de 100 productos en la lucha contra un virus que tomó por sorpresa a la humanidad. “No desconocemos la situación de angustia que genera la pandemia en la comunidad, pero esta angustia no puede usarse como excusa para el uso inapropiado de tratamientos que están en fase experimental y que pueden generar riesgos”, concluye Costilla Campero.