El jugador está para jugar. El entrenador, para organizar el equipo. El preparador físico, para acondicionar a los jugadores. El cuerpo médico, para evitar o rehabilitar lesiones. Para todo lo demás...existe el manager.

Sí, la mejor forma de conceptuar la función del manager de rugby es por descarte: su responsabilidad abarca todo lo que no le corresponda específicamente a otro. Es el encargado de velar por todos los detalles logísticos que hacen al buen funcionamiento de un equipo, desde la gestión de los elementos de trabajo y el cumplimiento de los horarios establecidos en el cronograma hasta la búsqueda del hospedaje, transporte y facilidades cuando hay que viajar. En resumen, el manager es el coordinador del detrás de escena. Se trata de una misión de extraña naturaleza, similar a la del árbitro: cuanto más desapercibido pasa, mejor le han salido las cosas. Como diría Marcos, el personaje de Ricardo Darín en Nueve Reinas: “están, pero no los ves”.

PERSONAJE. “Es un orgullo que se nos tenga en cuenta a quienes nos dedicamos a que a los protagonistas les falte lo menos posible”, destaca “Búho” Elías, manager “naranja”.

Por el contrario, su ausencia sería advertible a simple vista. Ahí radica la importancia de su labor. Y por eso, alguien tuvo hace un par de años la brillante idea de consagrar al 20 de agosto como Día del Manager de Rugby, como una forma de agradecer este apostolado de dedicarle tiempo y esfuerzo a la misión de que todo salga bien, por pura pasión, sin esperar otra retribución que un abrazo o un “gracias”.

VARIADO. “El manager cumple tareas administrativas, de contención y de coordinación”, distingue Manfredo.

“Somos un poco como los primeras líneas, que hacen un trabajo muy importante a pesar de que no es tan vistoso como los tries de los tres cuartos”, grafica Gladis Agüero, quien desde hace ocho años se desempeña como manager en diferentes planteles de Corsarios. “Se trata de estar al tanto de los problemas y necesidades de los jugadores y jugadoras. Si bien una no puede solucionarles todo, trata de brindarles contención, de ser como una segunda madre”, completa Gladis.

“Disfruto mucho de la relación con los jugadores. El vestuario de un equipo o de un seleccionado es un lugar donde no entra cualquiera, y poder formar parte de ese círculo es muy especial. Pero el momento que más disfruto es cuando el día termina y sé que todo salió bien. De que al margen del resultado, todo se cumplió en tiempo y forma, y no faltó nada”, comparte Orlando Ferreyra, en cuyo currículum de manager figuran Lawn Tennis, el seleccionado tucumano y Los Pumitas.

Pablo Pérez Toranzos, de Universitario, ha compartido varias campañas con este último en los “Naranjas”, y destaca que a lo largo del camino ha cosechado alegrías, experiencias y amistades. “El contacto con jugadores y managers de otros clubes y seleccionados te ayuda a conocer otras realidades y formas de trabajar. Te da muchos amigos y también te ayuda a recordar que esto es un deporte y nada más”, resalta “Pericote”.

EQUIPO. Orlando Ferreyra (Lawn Tennis) y Pablo Pérez Toranzos (Universitario) estuvieron enfrentados en la final del Regional, pero son compañeros como managers de Tucumán.

“Es una tarea muy gratificante. Tratás de estar ahí para los jugadores, te preocupás si los ves mal o si faltan a los entrenamientos, y sufrís si alguno se golpea durante un partido”, resume Juan Luis Aráoz, manager de Natación.

Disfrute

Después de varios años como manager del plantel superior de Tucumán Rugby, Manfredo Aguirre hoy disfruta de cumplir esa función en divisiones infantiles. “Es un desafío distinto, pero muy lindo, porque los chicos son como esponjas, y podés ver cómo van asimilando las cosas. Lo que les decimos va dejando una huella muy fuerte en ellos”, destaca Manfredo, reconocido por su minuiciosidad en el cumplimiento de su tarea. “Creo que cualquiera que se lo proponga puede ser manager, pero debe estar dispuesto a entregar su tiempo, tener vocación de servicio y entender que colaborar de manera desinteresada no equivale a hacerlo así nomás. Hay que ser diligente, ejecutivo, responsable y, sobre todo, ordenado”, traza un perfil el de los “verdinegros”.

Para Carlos Elías, un ingrediente fundamental es la pasión. “Nosotros no cobramos por esto, lo hacemos porque nos gusta. Y esto se da porque disfrutamos de la vinculación extraordinaria que nos da con gente de otros clubes, y por el cariño que nos devuelven los jugadores. Eso no tiene precio”, resume el “Búho”, que ya ha festejado varios títulos con los “Naranjas”.

Cuando el equipo sale de gira, la función del manager cobra todavía mayor relevancia. “Hay muchas cosas más que hacer, desde buscar el hotel, fijarse en internet si cerca hay dónde comer, una lavandería, un supermercado y demás. Coordinar los horarios para que no se pierda tiempo, ver cuál va a ser el protocolo si se lesiona alguno...es bastante complejo, pero divertido”, describe Ferreyra.

Los viajes son también los generadores de las mejores historias. “Una que recuerdo fue cuando ganamos el título argentino con Tucumán en Rosario, en 2010. En el tercer tiempo, a modo de broma, el presidente de la Unión rosarina dijo que le iban a regalar una pelota a Aníbal Terán, porque no la había podido tocar en todo el partido. Y sí, minga que la íbamos a abrir a la pelota, lo ganamos a lo Tucumán, con los forwards”, relata Pérez Toranzos.

“Búho” tiene la suya en una gira por Sudáfrica con su club, Universitario: “se nos rompió el colectivo y nos quedamos varados en una ruta. Me ofrecí a ayudar a repararlo, y como pude me hice entender con los choferes, que eran congoleños, para que me dieran herramientas. En un momento, uno me estaba ayudando y le quise decir que tuviera cuidado con los dedos. Le mandé ‘warren con los fingers’ (quiso decir warning with your fingers) y se mataron todos de risa. Pudimos arreglarlo y seguir viaje, pero ya quedó esa frase para la historia”.