Que el campeonato está terminado; que los ascensos se definirán en la cancha cuando la pandemia lo permita; que no habrá descensos; que se disputarán torneos Reducidos para definir los equipos que subirán a la Liga Profesional; que se completará el calendario tal cual estaba establecido.

Desde que el fútbol dijo basta ante la amenaza de la covid-19, los dirigentes que manejan un fútbol argentino al borde del colapso, parecieran haberse puesto como objetivo tirar ideas; por más disparatadas que sean. Patearon la pelota hacia adelante, se sacaron el problema de encima en su momento y, ahora, no saben cómo salir del laberinto en el que se metieron.

Ante semejante incertidumbre, desde el pasado 30 de junio la mayoría de los clubes de la Primera Nacional sufren sin saber cómo rearmarán sus fuerzas, ni dónde conseguirán dinero fresco para enderezar una estructura que la pandemia sacudió seriamente.

“No sabemos cuándo podrá reanudarse la competencia oficial”, es el mensaje que dan casi a diario desde AFA. Sin embargo, de manera tan llamativa como sorpresiva, algunos clubes de la Primera Nacional se refuerzan sin parar. Lo que más llama la atención es que casi todos los que comenzaron a mover el mercado de pases, son dirigidos por personas cercanas a la entidad ubicada en calle Viamonte.

Tigre, Estudiantes de Río Cuarto, Barracas Central y Alvarado de Mar del Plata son los equipos que sacaron sus cargadas billeteras y aceleraron a fondo en cuanto a contrataciones. Salvo los cordobeses, que cuando la pelota se detuvo estaban en la segunda posición de la zona A y sueñan que el torneo se reanude para pelear por un ascenso, los demás equipos no tienen muchos motivos para apurarse en la incorporación de refuerzos. Alvarado y Barracas marchaban en las posiciones 11 y 14 de la misma zona; muy lejos de los puestos de privilegio. En tanto, Tigre estaba quinto en la zona B, a 16 puntos del “Santo” y a cinco de Riestra, el último equipo que estaba en zona de Reducido. Claro, el “Matador” está disputando la Copa Libertadores, aunque desde Victoria el mensaje es claro: después de la pandemia, el equipo de Néstor Gorosito debe recuperar el lugar en Primera.

Tigre está casi apadrinado por Sergio Massa, uno de los hombres con más poder en la política nacional, Barracas Central es el equipo de Claudio Tapia, Estudiantes de Río Cuarto es presidido por Alicio Dagatti y Alvarado tiene en sus filas a Facundo Moyano. Todos dirigentes que caminan con asiduidad los pasillos de AFA o que tienen mucha llegada a los encargados de tomar decisiones. Por eso, las suspicacias a raíz de sus movimientos están a la orden del día.

¿Por qué estos dirigentes están tan desesperados en reforzar a sus equipos? ¿Saben algo más en torno a cómo volverá el fútbol y qué torneos se disputarán? ¿Tienen algún dato extra al que los dirigentes del resto de los clubes de la categoría no tienen acceso? Por ahora, no hay nada confirmado.

Lo que llama la atención es que mientras las instituciones con peso en AFA se potencian, muchos equipos sufren. Sarmiento y Atlético de Rafaela, dos que habían sido protagonistas antes de la llegada de la pandemia, perdieron casi la mitad de sus planteles. El “Verde” ya tuvo 15 bajas; la “Crema”, 16. Pero no son los únicos, Almagro perdió a 22 futbolistas; Brown de Madryn, 20; Villa Dálmine, 15; Gimnasia de Jujuy, 14 y Temperley 11 y deberán hacer malabares para rearmarse en caso de que AFA dé la orden de seguir jugando un torneo al que “velaron” mediante una resolución publicada en el boletín oficial. “Vamos a darles rodaje a los chicos del club”, explicó Walter Otta, DT de Rafaela, sabiendo que el peligro del descenso no estará latente.

Mientras tanto, en La Ciudadela sufren. San Martín, con el equipo que hizo “pata ancha”, hoy ya es historia. Se fueron 18 jugadores y también perdió a los entrenadores Favio Orsi y Sergio Gómez. Abel Luciatti firmó con Tigre, Pedro Fernández arregló con Alvarado y Mauro Bellone emigró al fútbol de Chipre. Hoy dirigentes y allegados buscan la manera de reorganizarse luego de una parate que puso al club patas para arriba, esperando (e implorando) que sea el TAS el que, desde Suiza, le otorgue algo de justicia a la situación.

Los clubes cercanos al poder aprovecharon la volada y hoy sonríen en medio de una situación dramática en el país. Ahora, más fuertes que nunca y con sus rivales debilitados, esperan que la pelota vuelva a rodar para concretar objetivos que hace unos meses parecían una utopía.


foto de matías nápoli escalero

El dinero no compra la felicidad, pero…

Tigre empleó una estrategia clara. Dejó ir a los jugadores que venían haciendo una mala campaña, y se rearmó con lo más destacado de la categoría. Sumó a Luciatti, David Gallardo, Román Martínez, Sebastián Prieto, Facundo Monteseirín y Diego Becker. Tiene en mente a Luciano Pons y a Pablo Magnín, dos de los goleadores del torneo.


foto de matías nápoli escalero

El objetivo no se negocia

Estudiantes de Río Cuarto quiere subir a la Liga Profesional a como dé lugar. Dinero no le falta, además su presidente es cercano al círculo de Claudio Tapia. El “Celeste” mantuvo al plantel que venía haciendo una muy buena campaña y sumó, entre otros, al arquero Luis Ardente, que quedó libre de San Martín de San Juan.


Dos casos que no se entienden

Según los dirigentes de AFA, uno de los motivos por lo que decidieron suprimir los descensos fue para liberar de obligaciones a los clubes. Sin embargo, Barracas Central y Alvarado, que estuvieron peleando el descenso en el torneo, se están reforzando con todo. El “Guapo” sumó nueve refuerzos; el “Torito”, 10.


Uno situación dramática

San Martín perdió a más del 70% de su plantel. Hoy, sólo cuenta con 15 jugadores, entre los que la mayoría son juveniles con poco rodaje (o casi nada) en Primera. Si AFA decidiera retomar el torneo, en La Ciudadela deberían rearmar toda la estructura. Por estas horas, mientras siguen de cerca el caso en el TAS, los dirigentes buscan la manera de poder reunir algo de dinero que les permita asegurar algunos jugadores.