Las buenas acciones no sólo se miden con el corazón. Querían datos concretos los integrantes de los distintos sectores sociales de la Mesa del Diálogo de Tucumán que preside monseñor Carlos Sánchez. Un mapa de las iniciativas solidarias les dio la respuesta: la ayuda de los tucumanos, a través de sus organizaciones civiles, aumentó el 70% desde que comenzó la pandemia. El estudio incluye 120 iniciativas de 49 instituciones no gubernamentales. Se benefician con ellas 75.558 personas y 80 instituciones como hospitales, comedores y centros centros infantiles.

El arzobispo fue el primero en celebrar los resultados del mapeo encargado a la cooperativa Generar. “Esta pandemia ha visibilizado no tanto solo problemas estructurales de nuestra sociedad tucumana, como el incremento de la violencia, la pobreza, la falta de seguridad, de trabajo, el problema de las adicciones y la corrupción. También nos ha mostrado la capacidad de organizarse que tiene nuestra sociedad para dar respuestas ante la urgencia en esta emergencia sin precedentes. Ha hecho salir lo mejor de las personas y de las organizaciones para actuar por el bien común y en especial de los que más necesitan”, dice el prelado.

“Tenemos un Tucumán minado de problemas serios, pero también lleno de esperanzas” es la primera conclusión que saca el arzobispo.

“Todo esto fue iniciativa de la Mesa del Diálogo convocada por la Pastoral Social y presidida por el arzobispo. En este encuentro con representantes de 16 organizaciones sociales, gremiales y empresariales han surgido muchas iniciativas importantes para Tucumán, no sólo la idea de realizar este mapeo”, cuenta el director de la Pastoral Social, padre José “Pepe” Abuin.

El mapeo de Iniciativas Solidarias es una estrategia para facilitar el trabajo en redes de las organizaciones de la sociedad civil. “Por ejemplo, nos va a permitir distribuir los recursos de manera más equitativa. Siempre estamos hablando de los recursos de la sociedad civil organizada. Esto significa que el mapa nos permite ver en qué lugares tenemos concentradas las acciones de las organizaciones sociales, y en qué áreas tenemos vacancia.Este estudio nos permitió saber que tenemos todas nuestras fuerzas concentradas en la capital pero que tenemos desprovisto de acciones todo el este tucumano”, explica Graciela Salazar, coordinadora del estudio y presidenta de la cooperativa Generar.


Contra la covid

La pandemia hizo multiplicar las acciones e incluso sacar de su zona de confort a las entidades dedicadas a un rubro en especial. Es el caso de la Sociedad Rural de Tucumán. “Hicimos una convocatoria al sector privado a colaborar para confeccionar para confeccionar 120.000 barbijos y 50.000 camisolines. Se recibieron 180 camas, con sus respectivos colchones, sábanas, frazadas y almohadas. Se prestó al Siprosa los tres galpones más el centro de conveciones para que se monte un hospital de campaña y se lo readecuó para que sea un centro de aislamiento”, cuenta el titular de la SRT, Sebastián Murga.

MÁSCARAS Y BARBIJOS. Son los productos más donados en este tiempo.

De las 120 iniciativas solidarias, el 51% son llevadas a cabo por organizaciones de la sociedad civil y el 42% por instituciones de la iglesia, a través de Caritas, de los “hogares de Cristo”, que atiende a personas expulsadas por sus familias o que no tienen dónde ir. “Un 5% corresponde al sector económico desde donde se logró una ayuda muy grande a través de la Sociedad Rural”, destaca Salazar.


Mucho alimento

La pandemia hizo que las ayudas estuvieran destinadas más que nada a cubrir elementos de primera necesidad, como alimentos e insumos de higiene y protección contra la covid-19. “Fundación León trabajó estos meses con la seguridad alimentaria en todos sus programas. Hasta ahora en Tucumán la crisis más que sanitaria es económica”, señala el director ejecutivo de la fundación, Diego Aguilar. “Junto con otras organizaciones armamos una campaña que se llamó ‘Codo a codo’ para proveer de una caja de alimentos a cada familia, entre nuestros beneficiarios, durante todos estos meses, desde que comenzó la pandemia”, cuenta Diego.

Si bien la fundación León pone fuerte acento en las personas mayores y su empoderamiento digital, no es lo común entre las organizaciones sociales. Justamente el estudio señala que solo el 1% de las ayudas se destinaron a la discapacidad y otro 1% a la la inclusión digital.

“Esto nos está indicando un alto grado de vulnerabilidad social, porque todos bien sabemos que en época de pandemia la comunicación y el funcionamiento de lo social fue a través de los medios digitales. Si sumamos discapacidad y exclusión digital, la vulnerabilidad del sector discapacitado durante el aislamiento fue altísima”, advierte Salazar.

En definitiva el mapa también sirve como espejo para ver cómo se distribuye la solidaridad y que no se concentre en un solo lado.