Un centenar de personas despidió ayer al cura Oscar Juárez. El velorio se llevó a cabo en la parroquia Nuestra Señora de Luján, ya que el templo de San Martín de Porres  permanecía cerrada por las pericias.  Luego, los restos fueron llevados a un cementerio del Oeste, en la capital.

El miércoles, el sacerdote fue asesinado de 15 puñaladas adentro de la casa parroquial  y se investiga las causas del crimen. En medio del dolor de la comunidad católica pidió “justicia” y el esclarecimiento del caso.

“Él ha vivido una vida evangélica, simple,  sencilla, humilde y de cercanía con los más necesitados, con los más pobres e indigentes”, remarcó el arzobispo, Carlos Sánchez, quien encabezó la multitud. "Pedimos que se esclarezca (la muerte) porque eso dará mucha paz. Pero que no se genere violencia, rencor y bronca, sino una actitud de cambio", añadió.

Por su parte, Julio Gómez recordó a Juárez “como un ser humano abierto hacia los demás” y solidario.  “Pedimos ‘justicia’, que se llegue hasta las últimas y que paguen las personas que hicieron esto”, enfatizó.  

“Fueron inolvidables su homilías. Fue un guía en los retiros espirituales y en los grupos parroquiales. Su legado permanecerá siempre”, expresó Patricio Juárez.