Tucumán se suma a los distritos que desarrollan sus propias herramientas científicas para combatir la covid-19. Lo particular en este caso es que entre tantos microscopios, tubos de ensayo, equipamientos de última tecnología, trabajo de laboratorio y elementos de bioseguridad, una joven llama será protagonista clave de una de estas iniciativas.

Lolo es un macho, de dos años y medio, nacido y criado en la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán (FAZ). Este adolescente, que todavía no entró en edad reproductiva, será el encargado de generar los anticuerpos de coronavirus con los que científicos tucumanos esperan crear un suero hiperinmune para tratar pacientes con esta enfermedad e, incluso, para ser usado de manera profiláctica por los médicos.

Un consorcio conformado por el Ministerio de Salud Pública, la UNT y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) estará a cargo de administrar este y otros tres proyectos que se están desarrollando en la provincia por la pandemia.


¿Por qué una llama?

Lolo toma un protagonismo especial porque será la primera llama en ser inyectada con la proteína S de covid-19 (Spike) creada in vitro por profesionales del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (Immca) para generar una reacción inmunológica en él. Posteriormente, le sacarán sangre, separarán el suero y a partir de allí realizarán un tratamiento para tomar los anticuerpos que reconocen esa proteína de coronavirus. Si bien queda mucho camino por recorrer, los científicos se expresaron muy entusiasmados con esta idea de “fabricar anticuerpos” para satisfacer la demanda tucumana.

La profesora adjunta de la FAZ e investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Silvana Apichela, le explicó a LA GACETA que los tiburones y los camélidos (como llamas, vicuñas, alpaca, etc.) producen un tipo particular de anticuerpos, muy pequeñitos, llamados nanoanticuerpos. “Esto permite llegar a lugares donde los anticuerpos comunes no pueden. A parte de eso, se ha visto que resisten a cambios de temperaturas y de pH. Tienen una serie de ventajas que le dan mucha versatilidad”, resaltó.

BIEN CUIDADO. La ingeniera Ana Díaz y el equipo de cuidadores junto a Lolo, que nació en marzo de 2018. la gaceta / fotos de Analía Jaramillo

Apichela señaló que la cantidad de anticuerpos de las llamas rinde muchísimo, aunque aclaró que la producción se reduce cuando el animal se encuentra estresado. En cuanto a la aplicación de esto nanoanticuerpos, la también integrante del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio) explicó: “podrían utilizarse, por ejemplo, en terapias con nebulización para que el personal médico se nebulice como una forma profiláctica o para tratar a los enfermos con coronavirus”. Agregó que si bien no es un método innovador, ya que fue probado en laboratorios de otros países, es un desarrollo para la provincia en respuesta a necesidades.


En busca de anticuerpos

El decano de la Facultad de Medicina de la UNT, Mateo Martínez, planeó que eventualmente el plasma de pacientes recuperados de covid-19 se puede terminar, ya que depende de los donantes, por lo que pensaron en su “industrialización”. Repasó que históricamente se usaron equinos para crear sueros hiperinmunes, pero que en los últimos años se estableció que camélidos y tiburones generan más y mejores anticuerpos. Así surgió este proyecto, además de otros tres: desarrollar un test de diagnóstico de coronavirus (pronto a terminarse); organizar las pruebas clínicas en seres humanos; y determinar la presencia y la carga que puede haber en efluentes urbanos. Aclaró, no obstante, que hasta ahora no se estableció si el virus en la materia fecal contagia.


Fabricar la espina

La doctora Rosana Cheín, miembro del Immca, contó que hace un par de meses se acercaron miembros del Comité Operativo Emergencias (COE), entre ellos Martínez, para consultarle si podían crear la proteína S (Spike), para hacer unos kit de diagnósticos de covid-19 porque había pocos. Al aceptar, recibieron una parte del ADN del virus a partir del cual comenzaron a amplificarlos, los metieron en celular y purificaron la proteína. “Lo que estamos produciendo el la espina del coronavirus. Le sirve para unirse al receptor y entrar a la célula”, indicó.

Cheín afirmó que “jamás en la vida” pensó que trabajaría en algún momento con llamas o tener que hacer un test de anticuerpos. A su vez, destacó la solidaridad, el entusiasmo y la motivación de los científicos y becarios, trabajando de lunes a lunes.