El 5 de julio se cumplió un año desde que Jaguares jugó la final del Súper Rugby, el equivalente a la NBA del mundo ovalado. La alcanzó en tiempo récord: apenas cuatro temporadas le tomó a la franquicia de la Unión Argentina de Rugby pasar del estreno absoluto en la competencia (en 2016) a definir el título de 2019 en un mano a mano con Crusaders. Un crecimiento meteórico, pero ni así tan abrupto como su caída: un año después, a causa de la pandemia, Jaguares es un barco encallado en el mar de la incertidumbre. No se sabe cuándo volverá a navegar, hacia dónde y en qué condiciones. Por lo pronto, desde que se anunció que el Súper Rugby 2020 era cosa juzgada, no hubo semana en la que no se anunciara la partida de una o más de sus figuras, empezando por el entrenador Gonzalo Quesada.

Ante la infinidad de preguntas que surgieron, Fernando Rizzi -secretario de la UAR y miembro del board de la franquicia- accedió a brindar algo de claridad al panorama en Eden Park, ciclo de videocharlas de rugby del que LG Deportiva viene participando.

“Si hasta ahora no hemos dado muchas certezas es porque no las tenemos. Todo depende de cuál sea la situación del virus en el país y el mundo, y por ahora es muy dinámica. Hay avances y retrocesos. Mientras no podamos tener en claro hasta qué punto las disposiciones de los distintos gobiernos afectarán las competencias que teníamos programadas, no se podrá planificar nada. En Buenos Aires todavía no podemos ni salir de nuestras casas, así que menos podemos hablar de competir”, dejó en claro Rizzi.

Mejores perspectivas hay para el Rugby Championship, que si bien debería ser dilatado hasta octubre y concentrado en un solo país (todo indica que será Nueva Zelanda, donde ya se juega desde hace un mes y a tribunas llenas), sí es factible de llevarse a cabo por ser un torneo corto y de pocos equipos. “Creemos que se hará, pero aún no está decidido. Son posibilidades. Dependerá de que no haya retrocesos, como ya los hubo en muchos lugares”, advirtió.

DIÁSPORA. De a poco, los jugadores emigran a Europa en busca de competencia.

Es decir, Los Pumas todavía pueden salvar parte del calendario, tras haberse quedado sin los tres tests de la ventana de julio. El problema es que la postergación del inicio del Rugby Championship para octubre provocaría un conflicto de agenda con la ventana de noviembre. “Va a ser difícil viajar a Europa para cumplir con esos partidos”, admite Rizzi.


Transición

La gran pregunta que se hacen todos hoy es: ¿qué pasará con el Súper Rugby 2021 y, sobre todo, con Jaguares? Rizzi enfatiza que todavía no hay una respuesta para eso. Sin embargo, una forma de aproximarse a lo que va a suceder es despejar lo que no va a suceder. En ese sentido, lo primero que subraya el secretario de la UAR es que “Jaguares no va a desaparecer”, como muchos se apresuraron a dar por hecho. Lo que sí, seguramente deba cambiar de forma o de horizonte durante 2021, hasta tanto se aclare el panorama mundial.

“El Súper Rugby es una competencia muy compleja, y la participación de una franquicia argentina depende de un montón de variables. Se tienen que alinear todos los planetas, y hasta acá eso venía sucediendo, pero en el nuevo escenario es muy difícil”, advierte. “Por ejemplo, una de las cuestiones que hacía a la viabilidad de Jaguares era que, por contrato, en los primeros cinco años los gastos operativos como pasajes de avión y hoteles eran solventados por Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Con esta situación, ellos ya no van a poder ayudarnos, por lo que deberíamos autofinanciarnos. Y si algo tenemos en claro en la UAR es que no vamos a poner en riesgo las arcas del rugby argentino por un proyecto que no resulte económicamente sostenible”, subraya Rizzi.

Otro de los planetas desalineados por la pandemia fue la cancelación de la ruta aérea directa Buenos Aires-Auckland por parte de Air New Zealand. “Eso nos conectaba con Nueva Zelanda y Australia en poco más de 12 horas. Hay que ver qué tan dispuestos están los australianos y los neozelandeses a tomarse vuelos con conexiones y tardar como 30 horas para jugar un partido en Buenos Aires. Y también hay que ver en qué situación quedan las empresas que nos sponsorean, cuánto habrá que renegociar y cuáles serán nuestros ingresos. Todas esas variables que venían posibilitando nuestra participación en el Súper Rugby hoy están cuando menos en duda”, lamenta.

Sin embargo, no todas son pálidas. Rizzi, quien también es uno de los dos representantes argentinos en Sanzaar, desmintió la versión de que las otras tres Uniones grandes del Hemisferio Sur planeen expulsar a la UAR de la sociedad. “No se ha perdido el affectio societatis; nadie está diciendo que Argentina debe quedar afuera. Al contrario, valoran mucho nuestro plan a largo plazo y nuestro rápido crecimiento. En reuniones con ellos he visto cómo defienden la paridad entre las cuatro Uniones, cuando la realidad es que Argentina queda lejos en cuanto a generación de recursos. Es más, el joint venture (alianza comercial) para los próximos cinco años ya estaba prácticamente listo para firmarse, y de hecho había ya dos contratos de televisación firmados, cuando pasó todo esto de la pandemia. Habrá que ver qué sucede más adelante. Seguramente 2021 sea un año de transición, y ya a partir de 2022 puedan retomarse las conversaciones para planificar a largo plazo”, espera Rizzi.


Alternativas

Que todavía falte mucho para que haya definiciones no obsta a que, tanto en la UAR como en Sanzaar, se estén analizando una multiplicidad de escenarios posibles para 2021. Ante la dificultad de sostener el modelo actual de Súper Rugby, Jaguares debería trasladar su sede a otro país (por ejemplo, Sudáfrica) y/o cambiar de torneo, como el Pro 14 (con equipos europeos y sudafricanos) o la recientemente creada Superliga Americana. Rizzi concluye en que todo está siendo evaluado. “Las opciones que implican ser locales en otro país pueden ser convenientes desde lo deportivo, pero no desde lo económico -apuntó-. Por otro lado, la opción de la Superliga es de un nivel competitivo menor, pero tiene sus ventajas, como el mismo huso horario, la cercanía, la posibilidad de desarrollo local. Es un proyecto a largo plazo. Insisto, todas las alternativas están siendo analizadas, pero cualquiera que sea el modelo que adoptemos, deberá ser económicamente sustentable”.