VÍCTIMAS ANUNCIADAS

La terquedad psicopática de algunos presidentes de importantes países lleva a miles de contagios y de muertes que podrían evitarse. A la cabeza, Donald Trump, con más de 30 millones de desocupados y con muertes que sobrepasan holgadamente los 40.000. Brasil , con el fatídico Bolsonaro, asegura con sus absurdas determinaciones que para junio ese país será el epicentro de la pandemia; Inglaterra, con su primer ministro y su teoría de desarrollar anticuerpos, con la absurda decisión de la inmunidad del rebaño, convirtió al Reino Unido en un país desesperado, con muertes que desbordaron todas las previsiones. Hay algo que debe quedar claro para el mundo: con las cuarentenas y las evaluaciones sobre contagios la enfermedad puede ser medianamente controlable, pero hasta que no se logre una vacuna nadie estará seguro. Todo en la vida tiene un precio: ¿contagios y muertes que podrían evitarse, a un costo de dinero imposible de calcular, o defender las economías hasta donde sea posible, con millones de contagios y muertes? Solo algunos pequeños países, con pocos millones de habitantes, caso Dinamarca, pudieron mantenerse alejados del coronavirus, sin dejar de tomar medidas que eran indudablemente necesarias. Argentina logró medianamente controlar la expansión del virus pero no tomó en cuenta las villas periféricas, donde el hacinamiento es el denominador común, con casas donde viven 10 o 12 personas y duermen en pequeños espacios, sin baños ni agua potable. Muy cerca de nuestra capital vienen creciendo de manera exponencial, sin que a lo largo de los años nada se haya hecho para mejorar su calidad de vida; hoy bombas de tiempo a punto de estallar. Entonces, todo lo que tienda a la apertura de nuestra economía sólo implicará más contagios y muertes. El coronavirus va a convertir a los argentinos en víctimas anunciadas, sin ninguna apelación.

Héctor Leonardo Bravo


hectorbravo1940@hotmail.com

SERGIO DENIS

Dejó de latir el corazón de un valiente, se apagó la sonrisa de un ídolo. La desidia, la impotencia, lo inexplicable cerraron los ojos de un luchador después de 14 meses de sufrimiento. Héctor Hoffmann, o Sergio Denis, se despidió de su público con una de sus canciones emblemáticas: “Te llamo para despedirme”; un triste final para un artista que cosechó su fama con todas las luces de esperanzas desde aquellos comienzos cuando se iniciaba junto al grupo musical Los Bambis allá por los 60; siguió sembrando éxitos luego como solista y a sus 71 años se acabaron sus ilusiones; Federico, Bárbara y Victoria no encuentran explicaciones sobre este final. Ahora espero que las autoridades del Teatro Mercedes Sosa (Gobierno de Tucumán) tomen conciencia de la terrible gravedad del caso. Me imagino las costas legales que deberá pagar la Provincia por este desgraciado accidente. Señor Sergio Denis, descanse usted en la Paz del Señor...

Daniel Francisco Leccese


leccesedaniel883@gmail.com

BILLETES DE $5

Necesito información acerca de los billetes de $5 que no se pudieron cambiar en su momento porque se dispuso el cierre de los bancos por la cuarentena. ¿Qué va a ocurrir con ellos?

Antonio Galíndez


Santa Fe 1.718


San Miguel de Tucumán

PANDEMIA

Tras casi dos meses de bombardeo informativo, el agobio psicológico es estresante. Nos levantamos y nos acostamos escuchando hablar del mismo tema. Durante el día, interminables comentarios nos llegan desde todos los medios de comunicación nos convertimos en expertos infectólogos. A esta altura, la alteración mental a causa del encierro es más dañina que la misma enfermedad, sin distinción de edades. A esto se agrega la angustiante situación económica, presente y futura, lo que lleva al límite nuestra estabilidad emocional. Pero esto parece un tema menor para las autoridades nacionales y provinciales, que prolongan la cuarentena indefinidamente. En este punto habría que dejar al costado el tema sanitario y hablar de los “daños colaterales”. Daría la impresión de que el mundo se detuvo y no ocurre absolutamente nada ajeno a la pandemia; y no es así, porque la vida continúa a pesar de la peste. Pero el miedo paraliza las decisiones y lo que se decide es a base de prueba y error. Sin embargo, los resultados obtenidos son bastante satisfactorios. Pero ya con la “cincuentena” consumada hay que decir que fue absolutamente innecesario suspender la atención sanitaria y la actividad judicial. Los demás problemas de salud no desaparecieron por esta crisis y la administración de justicia corre paralela a la de la de seguridad. Con las debidas precauciones, son actividades indetenibles. Además la pandemia sacó a flote varios hechos inaceptables: el primero, el corte del camino a los Valles, a manos de comuneros encabezados por una referente lugareña, que, cual aprendiz de Milagro Sala, se tomó atribuiciones indelegables del Estado para controlar el ingreso a la zona, todo esto con la repudiable complicidad de las autoridades locales y provinciales. A nivel nacional ocurrieron cosas peores, consecuencia quizás de la errónea delegación de superpoderes en manos de la autoridad presidencial; inentendible, considerando la magnitud del problema. El cierre de las cámaras legislativas, imposible de aceptar en una república democrática, facilitó sobreprecios en las compras estatales, ocultamiento de las cuentas públicas, ciberpatrullaje de las redes sociales, amenaza del retiro del Mercosur, con el consecuente aislamiento internacional y posiblemente la declaración de un nuevo default de la deuda pública, con las desastrosas consecuencias que esto provocaría en la ya tambaleante economía. El broche de oro fue la liberación de peligrosos delincuentes de las cárceles nacionales para resguardar su salud. Todo esto en sólo cuatro meses de esta gestión.

Ricardo A. Rearte


Congreso 395


Monteros

LA CORTA MANTA POLICIAL

En estos últimos 16 años el gobierno de Tucumán sigue tropezando con la misma piedra. No tiene ideas o interés en solucionar el grave tema de la inseguridad y siguen tironeando “la manta corta” al sacar personal policial de un sector para cubrir otro. LA GACETA diariamente nos informa de homicidios, robos, asaltos con armas de fuego, motochorros, etcétera. El Ministerio de Seguridad sigue respondiendo a denuncias y reclamos de la ciudadanía prometiendo lo que no pueden cumplir, que es prevenir la comisión de los delitos desplegando policías en todos los barrios de la ciudad y en todas las poblaciones de la provincia, y no pueden hacerlo porque el número de policías disponibles es harto inferior para una provincia con aproximadamente 1,6 millón de habitantes. Mis reiteradas cartas anteriores motivaron que el periodista Roberto Delgado oportunamente en un extenso análisis en el Panorama Tucumano crudamente habló de la inseguridad de los tucumanos. Todos los tucumanos conocemos la respuesta y es que la Policía de Tucumán no tiene en números la cantidad de efectivos para cubrir toda la provincia y sacrifica a los que salen diariamente a la calle procurando que cubran dos o más lugares en sus ocho horas de servicio. La manta cubre la ciudad Capital, disminuye en las ciudades con intendencia y desaparece en los pueblos y villas del interior de la provincia. Reitero mis cartas anteriores, Tucumán necesitaría 50.000 agentes uniformados y cinco o seis cárceles. Hoy tenemos 8.500 que trabajando 24 horas por 48 de descanso y descontando el personal de guardia permanente en hospitales, comisarias, edificios públicos, casa de gobierno, custodia de autoridades, enfermos, de licencia y/o cualquier otro motivo, tendríamos un solo agente para que cuide a casi 600 tucumanos. Ahí está la respuesta y el único dueño de la inseguridad es el gobernador de la provincia. También es responsabilidad del Gobernador el hacinamiento de detenidos en la cárcel de Villa Urquiza, la pequeña cárcel de Concepción y los calabozos de las comisarías, situación que aprovechan solicitando arresto domiciliario para hacer la cuarentena porque “tienen miedo” de contagio del coronavirus.

Ángel Ricardo Salguero


salgueroricardoangel@gmail.com

ESCENARIO

Espacio donde el artista se desplaza y exhibe sus virtudes para que pueda ser observado por el público, que se encuentra distante del mismo por una fosa, que fue pensada para que sea un límite de la platea y funcional a una orquesta que acompaña a grandes puestas escénicas, y que tiene que estar mantenida siempre en perfecto estado de seguridad. Sus instalaciones eléctricas y los accesorios complementarios, como escenografías, tienen que estar controladas por técnicos, incluso con títulos de ingenieros. ¿Piensan que un teatro es para improvisar? Se equivocan; hay que ser idóneo, capacitado y no subestimar su uso.

Carlos Rubén Avila


rubenavila20@gmail.com

CONTROL CIUDADANO DE GESTIÓN

Las argentinas/os queremos que se termine de una buena vez y para siempre con los flagelos de falta de justicia, impunidad, corrupción, inseguridad y cultura de la dádiva para el aprovechamiento y explotación inhumana de los pobres. Además, no permitir el avasallamiento de la vida republicana en el marco de respeto a nuestra democracia constitucional, del Estado de derecho. Como tampoco permitir que el poder judicial no cumpla con su deber de ser un contrapoder y que imparta justicia, sin privilegios, en tiempo y forma. Para poder extirpar de raíz dichos flagelos, es imprescindible que emerja en el seno del propio pueblo la actitud ciudadana de ser actor necesario en el control de gestión de lo público. O sea que los ciudadanos ejerzan la soberanía del pueblo, conforme con lo establecido en nuestra Constitución Nacional (Art. 33 y 37). Si bien nuestra democracia es indirecta (el pueblo delibera y gobierna por medio de sus representantes), ello significa que quienes fueron elegidos para que nos representen solo han recibido facultades delegadas, pero jamás la soberanía, que es y será siempre del pueblo.

Miguel Ángel González Fidani


Santiago del Estero 1.787


San Miguel de Tucumán