El fin de ciclo de los granos gruesos ya es una realidad. En casi todas las zonas productoras del país las trilladoras están empezando a recolectar la oleaginosa, en mayor o en menor medida, de acuerdo al grado de avance de la maduración de este cultivo.

En nuestra provincia el avance es incipiente y con resultados irregulares, aunque dentro de todo bueno. Se está dando de acuerdo a cómo se dio el comportamiento climático y al trabajo que viene realizando el productor, mediante diversas campañas.

Lo real es que la trilla de granos recién empieza, con máquinas y equipos que pudieron llegar a la región, pero, en su mayoría, con trilladoras que están en la provincia, ya que como todavía queda soja en diversas zonas del centro y sur del país, el ingreso de estas máquinas se da de manera paulatina, a medida de que las restricciones en el transito lo permiten.

En muchos casos el movimiento de los equipos de cosecha foráneos choca con los impedimentos que provincias, municipalidades y comunas realizan en diversas rutas y caminos de la región, que dificultan que estas máquinas lleguen a los campos que requieren de sus servicios.

A pesar de los inconvenientes actuales que provoca el coronavirus; de las inclemencias del tiempo, que dificultaron la siembra y el desarrollo normal de los cultivos de granos en Tucumán; de la crisis debido a los problemas ocasionados por la inflación, que elevaron los costos productivos de todas las actividades, el productor ya está pensando en cómo se preparará para la próxima siembra de trigo.

Y esto se debe a que la futura siembra de trigo se debe atender con tiempo, para que sea realizada de manera eficiente y al menor costo posible, a raíz de los momentos complicados que estamos viviendo.

Incertidumbre

Esta semana la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) difundió que las intenciones de siembra para el trigo en la campaña que ya está encima generan mucha incertidumbre, debido a diversos factores. Además de las dificultades que hoy presenta la cosecha gruesa a raíz de la cuarentena, se suma el temor a que se repita la falta de agua por “La Niña”, que puede ocurrir en el país, y al hecho de que los cereales sean alcanzados por una mayor presión tributaria.

En el informe publicado por la BCR, los técnicos y los especialistas estiman que la superficie implantada podría caer desde un 10% hasta el 50% en los casos más extremos, respecto del año pasado.

Por otro lado, no caben dudas de que la siembra que realicen los productores del poco o mucho trigo seguramente será realizada con una menor tecnología, en comparación con 2019.

Como puede verse, nuevamente se podría estar marcando una tendencia a producir menos trigo de lo que el país estaba acostumbrado.

No por nada el país fue catalogado como el “Granero del Mundo”, debido no sólo a la cantidad, sino también a la calidad de trigo producido. Perviven las esperanzas de que algún día otra vez se den las condiciones para que la Argentina pueda volver a ser llamada así.

Causales

En general la caída de área implantada del cereal de invierno que se dio durante muchas campañas anteriores fue consecuencia de las bajas expectativas y de la nula rentabilidad que tenían los productores debido, principalmente, a una política agropecuaria desacertada.

En la actualidad se suman otras dificultados, observables a simple vista.

Una década atrás, en el país se logro cosechar cerca de las 16,9 millones de toneladas, mientras que la producción mundial alcanzaba los 626,7 millones de toneladas. Luego de esos números la caída de la producción de trigo empezó a caer cayendo hasta las 6 millones de toneladas, valor que luego se fue recuperando nuevamente.

Cabe recordar que el año pasado la región núcleo registró un nivel de siembra récord: con 1,75 millón de hectáreas sembradas aportó casi 7 millones de las 19,5 millones de toneladas que produjo el país.

Resulta muy factible que todavía sea temprano para hacer pronósticos sobre la próxima siembra de trigo, debido a que con todos los problemas que están atravesando el país y el mundo no sabemos ni siquiera que es lo que puede pasar mañana.

Lo real es que el campo debe seguir produciendo los alimentos que sus habitantes necesitan; y la actividad productiva siempre da revancha, a pesar de los momentos que se viven. Sólo falta que el mundo se acomode de la actual situación y que las autoridades nacionales puedan enderezar un rumbo económico, político y social que nos afecta a todos, sin distinción de ningún tipo.