Personas agolpadas frente a supermercados, otras conversando en las almacenes de barrio mientras esperan su turno y algunas otras haciendo footing o paseando por las calles. En el primer día de aislamiento total dispuesto por la Nación, a muchos tucumanos les ha costado asimilar el mensaje de prudencia y de calma. 

El miedo, la incertidumbre y la desconfianza suenan entendibles frente a una situación desconocida como la que atraviesa hoy el mundo. Pero, ante todo, debería primar la responsabilidad. Y fundamentalmente la solidaridad. Al cuidarse uno mismo, cuida a los suyos y a muchos otros. 

Los gobiernos nacional y provincial, en reiteradas ocasiones, insistieron en que no habrá desabastecimiento de los productos de primera necesidad en la Argentina, durante el tiempo que dure la cuarentena total. Los negocios dedicados a la venta de alimentos y aquellos vinculados a la salud estarán abiertos como en cualquier otro día. Hacer largas filas, bajo el sol y a pocos centímetros de otras personas, en nada ayuda para frenar la propagación del coronavirus. Todo lo contrario, las imágenes viralizadas de tucumanos atestados frente a los supermercados sólo potencian la posibilidad de que la pandemia se instale con vehemencia en la provincia. 

Esta mañana, las fuerzas de seguridad y los funcionarios judiciales intentaron en vano desalentar la aglomeración de cientos de tucumanos. Al punto que optaron por abstenerse de actuar para evitar que la tensión derivada en un hechos de violencia social. 

El objetivo central de esta medida excepcional dispuesta por el Estado no es eliminar la llegada del virus, sino menguar su propagación para evitar que el sistema de salud público y privado colapse por la elevada demanda. Porque, de no ser así, a cualquiera podrá faltarle una cama o un respirador en el hospital. A vos, a alguno de tus hermanos, de tus padres o de tus abuelos. 

La responsabilidad que requiere el momento nos compete a todos. A los funcionarios públicos y a nosotros, los ciudadanos. Porque a este virus lo frenamos entre todos. 

FOTO LA GACETA / INÉS QUINTEROS ORIO
FOTO LA GACETA / INÉS QUINTEROS ORIO
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