En los últimos años ha crecido sensiblemente en La Perla del Sur la utilización de la bicicleta como medio de transporte. Es probable que esta buena costumbre se vincule con el costo que representa movilizarse en rodados motorizados ante el incremento de los combustibles. Aunque la presencia de estos vehículos de dos ruedas es más visible en el paisaje urbano, aún está muy lejos de alcanzar la magnitud que adquirieron las motos. Lo bueno es que contribuye a reducir el nivel de contaminación que generan los autos y motos, amén del beneficio que acarrea para la salud de los usuarios. Lo malo es el aporte lamentable que imprimen los ciclistas con su inconducta al cuadro caótico que ofrece el microcentro y que se suma a la actitud deplorable  de motociclistas y automovilistas.

FOTO LA GACETA/OSVALDO RIPOLL
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