Lo mataron de dos disparos en el puente que está ubicado en la avenida Francisco de Aguirre al 2.700. Cayó y su cuerpo quedó tendido debajo de una cruz dibujada en ese frío paredón en el que se leía “Gonzale” y que, según los vecinos, es un homenaje a un chico de apellido González que perdió la vida en ese mismo lugar, pero por su adicción a las drogas. El cuerpo de Víctor Gallardo, de 20 años, estuvo varias horas tirado junto al paredón sin que nadie avisara. Tampoco nadie se atrevió a tocar un cuchillo que estaba en la escena del crimen. “No se enoje por lo que le voy a decir. Ese muchacho era un dolor de cabeza en el barrio. Vivía robando. Estaba cantado que terminaría así. No creo que nadie ayude para que se esclarezca su muerte”, explicó Damián Fernández, vecino del barrio Aguas Corrientes, donde se produjo el hecho.

Gallardo era un joven que vivía en situación de calle por sus problemas de adicción. La Policía informó que había sido detenido en varias oportunidades acusado de cometer robos menores y por problemas que generaba en la calle. “Era un chico complicado. La droga le reventó la cabeza. Su vida cambió considerablemente después de que comenzara a consumir. Luego era una desgracia. En el barrio nadie lo quería”, agregó Fernández.

Personal de la división Homicidios, al mando de los comisarios Cristian Peralta y Diego Bernachi, ya tiene una línea de investigación que nace de una reunión que se realizó anoche en la casa de un hermano de la víctima del homicidio. Lo que sucedió antes y después, por ahora es todo un misterio.

Con unas de las versiones que recolectaron, los pesquisas sospechan que Gallardo, por no tener dinero, le avisó a un pariente que saldría a “trabajar”, es decir a cometer un delito. El joven, siempre según los dichos del testigo, retornó al poco tiempo. No descartan entonces que una posible víctima del robo lo atacó luego de que lo descubriera caminando por la calle. La fiscala Adriana Giannoni pidió que se tratara de ubicar imágenes de las cámaras de seguridad públicas y privadas de la zona a fin de identificar al autor del hecho.

Con el correr de las horas surgió un nuevo indicio que también tiene la casa del pariente de la víctima como origen. Al parecer, Gallardo podría haberle robado el celular una chica trans que participaba del encuentro. El joven se retiró de la vivienda y al poco tiempo la víctima del hurto descubrió lo que había sucedido.

Los hermanos calmaron a la joven y acordaron que uno de ellos iría a buscarlo para que devolviera el teléfono. Según habrían declarado, nunca lo encontró y volvió a verlo cuando la Policía los acompañó para que identificaran el cuerpo.

Giannoni le pidió a los investigadores que tomaran declaraciones a la chica trans y a dos hermanos que estuvieron en la reunión. Además, según confiaron fuentes judiciales, fueron sometidos a una serie de pericias y exámenes médicos para determinar si estuvieron involucrados en el crimen. Hoy declararían en Tribunales.

La víctima es familiar directo de Francisco Emanuel Gallardo, un preso que murió asfixiado en un intento de motín que se desencadenó en el calabozo de la ex Brigada Norte. En ese hecho, que ocurrió el 30 de junio de 2015, también falleció Adriano Mateo Biza. El polémico caso aún no llegó a juicio.

Malestar

Los vecinos del barrio Aguas Corrientes están molestos. “Estamos cansados de ver cómo se mueren los chicos por la droga. Es cierto que al pobre muchacho no lo quería nadie, pero se hizo así por culpa de esa porquería que cada vez es más fácil conseguirla. Si no ponen un freno acá no pararán las muertes”, anticipó Luis Morales, vecino.

“Algún tipo de medidas se tiene que tomar para que se acabe con esta locura. En el barrio ya no se puede vivir. Estamos encerrados todo el día. Esperemos que esta muerte nos traiga más seguridad”, indicó Juan Manuel Medina.

Otro caso: no declarará aún el sargento de la policía federal

La fiscala Adriana Giannoni dispuso demorar la declaración del policía federal que mató a un supuesto ladrón en el barrio Diza. El viernes, en 9 de Julio al 2.400, Jorge Núñez murió luego de haber recibido cuatro disparos por la espalda, por lo que se sospecha que podría haber sido baleado cuando huía. El sargento Walter Zelaya señaló que hubo un enfrentamiento, pero sus dichos por ahora no fueron confirmados por las pericias. La fiscala esperará tener todos los resultados para recién interrogarlo en Tribunales.