“Lo primero a entender es que el niño es un emergente”, sostiene Cecilia López, psicóloga especialista en niños . Ana Carolina Ovadilla, experta en inteligencia emocional, coincide con ella: “el foco debe estar puesto en cambiar la conducta de los padres. Debe ser un trabajo conjunto, de mamá y papá si están los dos”. 

¿Cuándo generalmente salta a la vista que tenemos un hijo tirano? “No antes de los cinco o seis años. De acuerdo con nuestra experiencia, suelen ser hijos únicos que tienen muchísimos juguetes. Pero no es una condición. Todos los niños, con o sin hermanos, tienen las mismas necesidades de atención, amor y cuidado. Depende cómo cubrimos esas necesidades como se desarrollará ese chico. Si sólo cubrimos con cosas materiales estamos en problemas”, reflexiona Ovadilla.

Qué hago si mi hijo no se conforma con nada

¿Hay tips para actuar a tiempo si nos damos cuenta de que nuestro hijo es manipulador? Las dos especialistas sostienen que no hay una receta única y que cada caso es particular. Pero dan algunos consejos:

“El niño puede llorar mucho ante los límites. El mejor antídoto ante ese berrinche es un abrazo de amor. Pero no ceder. Cuando es no, es no. Y explicar por qué es no, con palabras que pueda entender”, sugiere López.

“Una buena costumbre es hablar con los chicos. Cuando lloran o se encaprichan hay que indagar qué les pasa, no cubrir esa necesidad con algo material. Hay que tener en cuenta siempre las emociones. Es bueno anticiparles lo que va a pasar, adónde van a ir. Eso previene los berrinches, que despiertan en los adultos la urgencia de querer que no lloren”, aconseja Ovadilla. “Como padres, el primer paso es corrernos del lugar de nuestro ego y tener en cuenta que todo aquello malo que aprendieron nuestros hijos lo pueden desaprender. Hay que hablarles con un lenguaje que ellos puedan entender, establecer un diálogo directo y sencillo, decirles que nos equivocamos y que debemos mejorar como padres. Que no lo hicimos a propósito, pero que nos dimos cuenta que estábamos actuando mal. Es recomendable mirarlos a los ojos y estar a la altura de ellos. Y buscar un terapeuta de apoyo”, concluye.