Carlos Cisneros (volante de Atlético): “los que viven del fútbol local se cuentan con los dedos de una mano”

“Sé que soy un privilegiado con relación a mis colegas, quienes deben buscar cualquier trabajo para sostener a su familia. Estoy seguro que del fútbol local no podés vivir. Quizás algunos sí, pero son contados con los dedos de una mano. Yo ganó $15.000 al mes, somos tres o cuatro los que cobramos porque los demás sólo reciben un viático o tienen contrato de AFA. Por suerte, por el momento me alcanza para vivir medianamente bien y para pagar mis estudios, ya que curso el segundo año de la carrera de Diagnóstico por imágenes en ATSA. Debo asistir a clases todos los días de 19 a 23, y los jueves, de 14 a 19, realizó prácticas en el hospital Padilla. Vivo con mis padres, mis tres hermanas, y una sobrinita de un año. Estoy de novio desde hace casi ocho años y no tengo hijos; lo que es un alivio a la hora de los gastos”.

ALUMNO. “Pico” cursa 2° año de Diagnóstico por Imágenes en ATSA. la gaceta / foto de Antonio Ferroni

Cristian Corbalán (volante de Jorge Newbery): “del criadero de cerdos, a la práctica de Newbery sin escalas”

“Soy oriundo de Pueblo Viejo, un pueblo cerquita de La Cocha y trabajo en un criadero de cerdos. Todos los días me levanto entre las 6 y las 6.30 para poder llegar a mi trabajo, que queda como a dos kilómetros de mi casa. Mi papá me lleva en la moto, antes de irse al trabajo. Ahí hago de todo un poco; limpió los chiqueros, alimento a los cerdos. Mi jornada laboral termina a las 13; es en ese momento cuando salgo corriendo hacia mi casa porque debo comer para viajar a Aguilares donde todas las tardes entreno en Jorge Newbery”.

Liga Tucumana: la dura realidad del futbolista
SU OTRA FACETA. “Tamal” Álvarez, en plena tarea de albañilería.

Sergio Peralta (polifuncional de Amalia): “está muy difícil todo; en especial, en Tucumán”

“Está muy difícil el tema económico en la Argentina; y en especial, en Tucumán. No se puede vivir del fútbol doméstico. Ahora estoy trabajando con la colocación de vidrio y en la carpintería de aluminio”, contó Sergio Peralta, el polifuncional de Amalia que con 38 años continúa vigente. “El fútbol me apasiona; todos los días voy a entrenar como si fuese el primer día. Además, este año pude darme el gusto de jugar junto a mi hijo Mariano”, añadió.

POR ACÁ NO. Javier Giménez (derecha) es el capitán de Llorens. No le esquiva a ningún trabajo que aparezca.

Hace 19 años debutó en Primera División, en San Martín. A partir de entonces recorrió distintos equipos, incluso de otras provincias. “Cuando jugaba afuera de Tucumán sí puedo decir que podía vivir de esta disciplina que tanto me apasiona”, recordó.

“La mayoría de los jugadores trabajan de otros laburos; y más cuando tenés una familia que alimentar, esa es la dura realidad”, finalizó.

Javier Giménez (defensor de Deportivo Llorens): “trabajo en lo que sea; el dinero no alcanza”

“Cuando me salen algunos trabajitos de albañilería, los hago; y si necesitan que haga cualquier otra cosa, también.  Hoy en día las cosas no están nada bien por lo que no debo dejar pasar ninguna oportunidad. El otro días me llamaron para que descargue 70 bolsas de cemento y lo hice sin problemas. Estaba sin trabajo y no podía darme el lujo de decir ‘no’. Debía terminar hasta las 15, porque de ahí tenía que comer e ir a entrenar. Estaba cansado, pero tampoco falté a la práctica. Salvo en San Martín o en Atlético, que son clubes de Primera, en Tucumán no se puede vivir del fútbol. Y mucho menos ahora que las cosas están muy difíciles. Por suerte, en Llorens nos pagan y cumplen en todo. Pero hoy  el dinero no alcanza”.

Mauricio Salazar (goleador de Jorge Newbery): “lo que gano en el fútbol ayuda frente a la dura situación económica”

COBRANZAS. Porven se gana el pan de cada día con su moto.

“Desde hace cuatro años que soy recolector de basura. Todos los días, de 8 a 12, recorro las calles de Yerba Buena corriendo junto al camión. Antes estaba en el área de obras y servicios; ahí manejaba una retroexcavadora. Estoy en planta permanente desde hace más de 10 años. Creo que nadie puede vivir del fútbol en el ámbito local; y mucho menos cuando detrás de uno hay una familia para alimentar. Todos los días, una vez que termina mi horario laboral para la Municipalidad de Yerba Buena, recorro los 160 kilómetros que separan mi casa de la ciudad de Aguilares, donde tengo que entrenar con Jorge Newbery. Viajo junto a Eduardo Acosta y a Darío Juan. Esto lo hago porque el “Aviador” es como una segunda casa para mí. En ese club estoy desde hace una década, a pesar de que el año pasado jugué para Azucarera Argentina, club con el cual ascendimos a la Primera División de la Liga Tucumana. No siento tanto este sacrificio porque me apasiona el fútbol; es muy lindo recibir el cariño de los hinchas. Pese a toda esta situación, yo puedo vivir gracias a mi trabajo en la Municipalidad. Lo que saco gracias al fútbol colabora muchísimo para hacer frente a la dura realidad económica que vivimos”.

Carlos Porven (arquero de san juan): “trabajo toda la mañana, almuerzo rápido y me voy a entrenar”

REPARTO DE HORAS. Sergio Peralta (2) divide sus días entre el trabajo y su pasión por jugar al fútbol en Amalia.

“Mis jornadas empiezan a las 7.30. En mi moto, recorro la ciudad realizando cobranzas para una empresa. A las 14.30, regreso a casa y mi señora tiene todo listo. Debo comer rápido y seguir viaje hasta la cancha de San Juan, que me queda muy lejos debido a que vivo en Villa Carmela. Siempre llego a las 15.30 y por lo general soy  el primero en estar en el club. Siempre me gustó hacerlo de esa manera. Atajó desde los 9 años y ya tengo 34; es toda una vida en el arco. Es difícil; porque con la situación económica que se vive actualmente no te alcanza con un solo trabajo; tenés que hacer doble sacrificio porque entrenarse y trabajar es muy desgastante. Pero no me quejo; esto es lo que me gusta hacer y no siento cansancio. Este tipo de cosas suceden cuando uno ama los que hace”.

Sebastián Álvarez (defensor de Unión del Norte): “a los 14 comencé a trabajar para ayudar a mis padres”

“A la mañana junto al hermano de mi compadre, Miguel Nieva, realizo trabajos de plomería y albañilería; lo que salga. Desde siempre trabajé para  poder mantener a a mi familia. A los 17 años  comencé a jugar al fútbol, en Lastenia. Recuerdo que cada vez que venía de trabajar, me acercaba a la cancha de ese club a presenciar los entrenamientos porque mis horarios laborales impedía que vaya siempre. Una vez no fui al trabajo y me quede a ver desde la tribuna; ahí se me acercó “don Andrada”, que en ese entonces era el DT y me dijo bajará a entrenar. Así fue el comienzo mi vida futbolística. Había comenzado a trabajar a los 14 años, porque debía ayudar a mis padres; éramos 11 hermanos y yo no quería que los más chicos le faltase algo, como a mí me faltó cuando era pequeño. Hoy, junto a algunos compañeros, viajo todos los días hasta Burruyacú en una trafic que nos puso los dirigentes. Gracias a Dios estamos al día con los sueldos y nunca nos faltó nada”.

RECOLECTOR. Todas las mañanas, Salazar recoge los residuos en Yerba Buena.