La posibilidad de que haya alguien con poder detrás del crimen de Ulises Benjamín Amaya tomó fuerza inesperadamente ayer a la tarde. Cuando el sol se estaba ocultando en el barrio Jesús de Nazareth, de El Colmenar, desconocidos dispararon contra un grupo de investigadores de la División Homicidios que buscaban pistas para esclarecer el hecho. Uno de los supuestos autores del ataque fue aprehendido por los efectivos.

El grave incidente se produjo cerca de las 19. Hasta ahí se trasladaron por quinto día consecutivo los pesquisas de la fuerza y del Ministerio Público Fiscal. Dirigidos por la fiscala Adriana Giannoni recorrían la zona para encontrar algún testigo que los ayudara a identificar al o a los autores del hecho. Al atardecer, el equipo decidió retirarse. Sólo personal de Homicidios se quedó en el lugar intentando recabar información.

Cuando uno de ellos, al mando de la oficial Susana Montero, estaba parado en una esquina, a cuadras de la casa de la familia Amaya, fueron atacados por dos hombres que le realizaron un disparo. Los efectivos respondieron el fuego y los persiguieron. Aprehendieron a uno de ellos, que fue identificado como José Ignacio Robles, de 20 años. Al cierre de esta edición, no pudieron encontrar el arma utilizada en el atentado ni detener al cómplice, que fue identificado como un tal “El Menor”.

“Afortunadamente los efectivos no resultaron lesionados. Pero la situación fue muy tensa. Los cuatro estaban caminando cuando de la nada se dieron cuenta de que les había hecho un disparo. Se protegieron, repelieron el ataque y salieron a perseguirlos”, explicó el jefe de Policía, Manuel Bernachi.

El titular de la fuerza explicó que lograron aprehender a uno de los sospechosos. “Lo más grave del caso es que cuando el personal intentaba reducir al acusado, un grupo de vecinos intentó evitar que realizaran su trabajo. Tuvieron que pedir refuerzos para controlar la situación. Se está investigando por qué los atacaron”, apuntó.

Temor

Los vecinos reconocieron que el hecho estaba relacionado por el crimen de Benjamín. “Les está molestando que la Policía esté por el barrio. Muchos no venden casi nada de droga porque los adictos no se animan a ir a los quioscos”, indicó Marta, vecina del niño que fue brutalmente asesinado en un descampado.

Los pesquisas creen que los atacantes son “soldaditos” que trabajan para algún transa de la zona. No pudieron establecer si el atentado fue porque su presencia afecta al negocio o porque alguien vinculado al entorno tuvo algo que ver en el homicidio del menor.

Con el correr de las horas se afianza aún más la hipótesis de que el o los autores del crimen habrían intentado abusar sexualmente de Benjamín y, como no pudieron concretar su plan, el menor podría haberlos amenazado de que los denunciaría, por lo que lo mataron.

La fiscala Giannoni y el equipo de investigadores recorrieron el lugar donde habría sido asesinado el menor entre las 15 y las 17, horario en el que supuestamente se cometió el homicidio. Comprobaron sus sospechas: el lugar tiene bastante movimiento y es muy poco probable que nadie haya presenciado el hecho. Esa sospecha tomó más fuerza cuando se supo que los estudios revelaron que a “Benja” no le dieron sustancia (drogas o alcohol) para abusar de él. “El pequeño estaba completamente lúcido. Tendría que haber gritado por más que haya conocido al agresor”, explicó un investigador.

Antecedentes

Los investigadores, después de haber sumado este indicio, recordaron otro caso: el crimen de Priscila Paz. La joven, después de haber sido secuestrada fue llevada al barrio Ampliación María Elena White, al sur de la capital. Según la hipótesis oficial, la mantuvieron cautiva durante varios días hasta que fue asesinada. Los pesquisas recorrieron la zona durante varios días, pero ningún vecino les brindó datos sobre su paradero. Comenzaron a brindar información cuando detuvieron a dos hombres. Después se enteraron de que los sospechosos habrían liderado una red de narcomenudeo y sospecharon que habrían amenazado a los habitantes del caserío para que no contaran nada.

Al sospechar que en esta causa podría estar sucediendo algo similar, la fiscala Giannoni decidió proteger a las personas que puedan aportar datos presentándose en la Fiscalía de Homicidios II o llamando al teléfono (381) 4979711 o al celular (381) 153 95 00 45.

“La persona tendrá todas las garantías que se le da a un testigo de identidad reservada y se implementarán medidas de protección especiales para que no sufra ningún tipo de represalias”, explicó la fiscala.

La funcionaria también confirmó que están realizando gestiones a través del Ministerio Público Fiscal para que se ofrezca una recompensa, tanto a nivel provincial como nacional. “Son estrategias que se utilizan porque seguimos trabajando para esclarecer este aberrante hecho que conmocionó a todos los tucumanos”, advirtió.