Más allá de que fue en esencia una muestra de camisetas, la exhibición también le permitió al hincha de Atlético conocer lugares íntimos de su querido club. Lo hecho nada puede envidiarle a lo que suelen hacer otros de la Superliga, incluso del exterior. Más allá de que el sueño es tener su propio museo, el primer paso ya está dado. Los hinchas y turistas hicieron contacto con camisetas históricas, con los vestuarios (amplios, cómodos, con atención en cada detalle). Ingresaron al campo de juego, se sentaron en los bancos de suplentes, en las plateas. Se registraron miles de fotos y cientos de videos. Los más grandes les contaban a sus hijos y nietos lo que significaba cada camiseta; los más nuevos buscaron recuerdos de la epopeya de Ecuador. Hubo recuerdos de todo tipo. Y, sin excepciones, una emoción infinita.