En su cuento “La mirada de los otros”, Roberto Fontanarrosa relata el extraño caso de un futbolista ignoto acerca del que existe una expectativa tan alta que termina cayendo al césped fulminado por el peso abrumador de las miradas del público. Algo similar sucede con Messi: es objeto de un escrutinio constante, que le exige ganar algo con su Selección tal como lo hace en Europa y que le carga sobre los hombros cada frustración de un equipo que, más allá de haber jugado anoche su mejor partido por lejos en lo que va del torneo, desde hace mucho que genera más desencanto y escepticismo que empatía. De hecho, muchos reconocen que si quieren que Argentina gane la Copa América, es más por ver a Messi levantarla y callar a los contreras de siempre que por la misma Selección.

Lamentablemente, no será este tampoco el caso. Y duele un poco más porque el de ayer fue ese Lionel que no sólo Argentina, sino todo el mundo esperaba ver. Un Messi activo, ágil, involucrado, generador de juego, de faltas y de dudas en el fondo de un rival que tuvo en su arquero Alisson, en los errores groseros del árbitro y, en una excesiva cuota de suerte, la combinación que le permitió mantener clausurado el arco.

“Se cansaron de cobrar boludeces y no fueron al VAR”, se quejó el 10, al que lo marcaron respirándole en la nuca y no dudaron en talarle los tobillos cada vez que recibió de espaldas e intentó girar. No pudo encontrarse tanto con Lautaro Martínez como se hubiera querido, pero la sociedad con Agüero dejó algunas de las chances más claras, como ese centro a la cabeza del “Kun” que devolvió el travesaño. De todos modos, nada como ese bombazo del propio “Lio” al palo, que a todos nos dejó con el grito atorado en la garganta, empujado por el del rebote que nadie llegó a empujar. Y otra vez el buen arquero Alisson se cruzó en su camino. Aún queda jugar por el tercer puesto, pero siempre resultará- poco para lo que se pretende del mejor jugador del mundo.

ANÁLISIS

Carlos Chirino - La Gaceta

Se busca entrenador

Después del partido por el tercer puesto de la Copa América, ese cotejo que nadie quiere jugar, se vendrán vientos de cambios en el seleccionado argentino. Es una fija que Lionel Scaloni no seguirá al frente del plantel. El entrenador, que fue cuestionado por haber llegado sin ningún tipo de experiencia a un cargo tan importante, no pudo aprovechar su gran oportunidad y todo indica que el sábado se despedirá de la “albiceleste”.

En la AFA deberán comenzar a buscar al nuevo técnico. En marzo del próximo año empezarán las Eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022 y en junio de 2020 se pondrá en marcha una nueva edición de la Copa América, en la que seremos uno de los anfitriones. Es por eso que Claudio Tapia y compañía no pueden perder más tiempo. Es urgente que la Selección encuentre un DT y especialmente un rumbo, que parece haber perdido en este último tiempo. Diego Simeone y Mauricio Pochettino ya avisaron en un par de oportunidades que por ahora no les interesa el desafío. Después del triunfo de Argentina frente a Venezuela, trascendió que Marcelo Gallardo aceptará una charla con César Luis Menotti (director de selecciones nacionales), en la que el ex DT campeón del mundo le ofrecería el cargo. Si el “Muñeco” da el sí, comenzará otra historia, con el técnico más ganador de la historia de River frente al combinado nacional. También trascendió de que el presidente Mauricio Macri propondrá a Gabriel Heinze. “La Selección es mi debilidad”, dijo el “Gringo”, al que en Vélez no le pondrían trabas para que se vaya.

En cuanto a los futbolistas, el único que parece haber cumplido su ciclo en Ángel Di María. Habrá que ver qué decisión tomarán Lionel Messi y Sergio Agüero, aunque está claro que los dos aún tienen cuerda para intentar ganar un título con la Selección mayor.