Seis mujeres y una niña manchaban con tinta roja 54 pares de zapatos y los ponían a secar en la plaza Independencia ayer a las seis de la tarde. A tres cuadras de allí, en la puerta de la sede del Sistema Provincial de Salud (Siprosa), miles de mujeres cantaban el himno “Ni una menos, vivas nos queremos” y empezaban a caminar para, entre otras cosas, reclamar por los 54 femicidios que ya pesan sobre el 2019.

Yoca Gil, de 27 años, es una de las artistas que intervino el espacio público para colgar los zapatos que simbolizaban a las víctimas. “Los colocamos frente a la Casa de Gobierno para representar la responsabilidad del Estado. En algún momento esto dará lugar a que cambien las leyes, a que las mujeres puedan acceder a sus derechos”, expresó Gil bajo la lluvia.

LA GACETA/FOTO DE DIEGO ARÁOZ

A los manifestantes no les importó mojarse. Fernanda Fernández, de 29 años, llevaba el micrófono y proponía las consignas. “Para nosotras es un orgullo que cada vez más tucumanas se vayan sumando a las marchas. Esto demuestra que la gente va tomando conciencia de la importancia de salir a movilizarse, a reclamar. La sociedad tiene que ser consciente de que si no peleamos por lo que nos adeudan los gobiernos, jamás lo vamos a conquistar. Es la única forma de mostrar nuestro poder. Sin los partidos políticos, las organizaciones sociales y los autoconvocados esto sería totalmente imposible. Los derechos no se consiguen quedándonos en casa”, reflexionó Fernández.

La movilización de ayer juntó a grupos muy diversos. Las banderas anunciaban a la coalición kirchnerista Unidad Ciudadana, a varios colectivos feministas y a los partidos del Frente de Izquierda, entre otras agrupaciones. A lo largo de la columna, chicas vestidas de negro bailaban con escobas y murgueras disfrazadas saltaban y percutían.

Tras una hora de marcha, la manifestación se detuvo en un escenario frente al Jockey Club, donde las líderes feministas leyeron un petitorio (se informa por aparte). Después, las arengas continuaron desde arriba de la tarima: Fernández gritaba los nombres de Rossana Chahla, Juan Manzur y Mauricio Macri y el público le contestaba pirotécnicamente: “¡que ardan!”

En un sector más sosegado, otra intervención artística hacía alusión al aborto clandestino. Judith Pintos, profesora de artes plásticas de la Universidad Nacional de Tucumán, convocó al público a pintar perchas de alambre, una herramienta utilizada en la interrupción ilegal del embarazo. “Ahora se vuelve a tratar la despenalización del aborto. Nosotras no tenemos esperanzas de que salga porque son los mismos senadores que ya votaron en contra, pero creemos que es importante visibilizarlo”, manifestó Pintos, de 37 años.

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Por su parte, Diego Toscano, de 43 años, resaltó la importancia de que los hombres acompañen a las mujeres. “La lucha contra los atropellos que sufren las compañeras involucra al conjunto de los trabajadores”, consideró.

Mientras tanto, María José Olmos, de 40 años, llevaba de la mano a sus hijas Pilar, de 2, y Guillermina, de 4. “Venimos a hacer valer nuestros derechos. Mis nenas saben desde chiquitas todo, que sus cuerpos son de ellas y que nadie las toca, que son sus tesoros más preciados”, manifestó Olmos, que quiere dejarle el mejor mundo posible a sus hijas: “falta mucho todavía para alcanzar el cambio, nosotras somos la transición, pero las niñas lo van a vivir”.

Están en las ventanas, en las paredes, en el patio, en los pasillos, en las columnas. Al aire libre o bajo techo. Se trata de una intervención en el marco del Día Internacional de la Mujer trabajadora para denunciar y visibilizar los diferentes tipos de violencia que sufren por ser mujeres y elegir una carrera como Arquitectura.

La movida fue iniciada por la organización MujeresFauUNT, un espacio que nació de la necesidad de juntarse para compartir inquietudes, broncas y miedos.

“¿Era mejor estudiar corte y confección verdad?” “Vos deberías estudiar odontología, no sé por qué pierden tiempo muchas chicas acá.” “Si te reís sos cómplice”. “Si te dan una opinión sobre tu cuerpo es acoso”.

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Son algunas de las consignas que pueden leerse dentro del edificio. Las chicas saben que, a lo largo de la carrera, de la profesión y como futuras profesionales tendrán que sortear los obstáculos por el solo hecho de ser mujeres. Por eso la idea surgió al compartir situaciones que se repetían a diario por experiencias propias o ajenas. “Con nuestras compañeras realizamos esta intervención -dice la publicación de la cuenta MujeresFauUnt en Instagram-; para manifestarnos en contra de la violencia machista e institucional a la que nos enfrentamos día a día, considerada por muchos natural”.

El espacio resalta que quieren desnaturalizar este tipo de hechos, palabras, y frases que se repiten a diario para tomar conciencia colectiva. “Tenemos presente de que una denuncia abre el camino a muchas otras, y que todo esto no va a cambiar a menos que pase algo”, señalaron. Además advirtieron buscan un cambio de paradigma. “Queremos hacer escuchar nuestros reclamos de alguna forma y poner en discusión la opresión que sufrimos por ser mujeres”, remarcaron.