¿Qué tal si un grupo de investigadores prometiera que, con su invención, podría mejorar la calidad de vida de más de 120 millones de personas en todo el mundo? ¿O si aseguraran que ese producto podría ahorrarle millones de dólares a los sistemas de salud? Para el común de la ciudadanía, tal vez esas ideas suenen propias de las grandes industrias farmacéuticas del primer mundo. O quizá propias de iniciativas que no podrían desarrollarse en suelo argentino. Sea cual sea la hipótesis, estarían equivocados. Todas esas probabilidades están en manos de “Untech”, un proyecto de origen tucumano orientado a la creación de un gel cicatrizante para tratar úlceras crónicas. El emprendimiento, que ya cuenta con una patente registrada, surge a partir de una alianza inédita entre el sector científico y el de negocios. El objetivo es lograr un producto que resulte accesible para toda la población.

La idea innovadora surgió en la mente de Alberto Ramos Vernieri. Este salteño, radicado en la provincia hace 18 años, se muestra modesto al explayarse sobre su formación profesional. Tiene 41 años y es químico, bioquímico, doctor en Bioquímica y postdoc en Biotecnología Farmacéutica; además de contar con otras especializaciones. “Todo esto nace desde la universidad pública”, indica el profesional. Tras mudarse a Tucumán, ingresó como ayudante en la cátedra de Inmunología de la Facultad de Bioquímica de la UNT. Allí conoció el tema que hoy le apasiona (y que se propuso resolver): la curación y la cicatrización de heridas crónicas en la piel. Por aquellos años recibió una de las primeras ayudas económicas para desarrollar el proyecto. Se trató de una beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). “Me gusta decirlo porque a veces se señala que el Estado no te ayuda, pero no es así. El tema es que no puede hacerlo hasta el final porque terminan siendo millones”, sostiene. Por ello predica que, dentro de la ciencia, también es necesario contar con fondos privados.

"En Argentina todo se publica y nada se patenta. Las investigaciones no llegan a la gente y no generan retornos", ALBERTO RAMOS VERNIERIinventor principal de “Untech”. 

A partir de sus investigaciones, Ramos Vernieri ganó múltiples premios de diversas instituciones científicas. Con el proyecto ya avanzado, se propuso patentar el primer prototipo. La idea era -relata- lograr una transferencia del conocimiento, es decir, que pase los límites académicos para sumarse al sector productivo, generando retornos económicos. En otras palabras, el objetivo es que el conocimiento llegue a la sociedad en forma de productos que brinden soluciones. Y ahí fue cuando recibió el primer “golpe” de realidad: su trabajo de más de una década no podía ser patentado debido a que ya había sido publicado en papers.

Así como el bioquímico salteño guarda elogios para el sistema científico (y público) argentino, no reserva sus críticas hacia él. “Acá todo se publica y casi nada se patenta. En el país las investigaciones no llegan a la gente. Se considera que los negocios ensucian a la ciencia. Por eso termina siendo gasto y no inversión, porque no se generan retornos”, fustiga. Y agrega: “a mí me enseñaron a ser empleado. No me daba cuenta de que terminaría dependiendo siempre del Estado”.

Llegar a esas conclusiones le llevó años de intentos y frustraciones. Según Ramos Vernieri, una serie de experiencias en Estados Unidos cambiaron su visión sobre la ciencia. “Conocí a investigadores que eran ricos, habían ayudado a la sociedad y habían generado millones para sus universidades. Crearon puestos de trabajo y pagan impuestos. Lograron un círculo virtuoso”, cuenta el científico. Aún así, afirma que su misión no es hacerse millonario con “Untech”, sino que la intención es lograr que las personas que padecen úlceras crónicas alivien su sufrimiento cotidiano. Un desafío por demás complejo: introducir productos médicos en el mercado lleva lustros (las investigaciones de “Untech” comenzaron hace casi 20 años). “El medicamento es todo el proceso científico-legal que se hace posterior al invento para que algo se transforme en un producto”, explica.

Alianza con el sector empresario

Convencido de que la manera de llevar el medicamento a la población era por medio de una empresa, Ramos Vernieri se propuso iniciarla. Fue así que, con la intervención del actual diputado nacional Facundo Garretón, conoció a su actual socio y CEO de la firma. Se trata de Rubén Salim Brovia, un licenciado en Administración de Empresas de 41 años. Este tucumano ya tenía numerosas experiencias en el manejo de emprendimientos, no sólo en el país, sino también en España, Portugal y Estados Unidos. “Durante nuestra primera reunión, Alberto nunca me habló de dinero. Él insistía en que sentía la obligación moral de curar a millones de personas con su invención. Ahí supe que esto se trataría de algo muy diferente a todo lo que ya había trabajado”, recuerda Salim.

Emprender en equipo es mucho mejor que hacerlo solo. Juntos pudimos contenernos y manejar mucho mejor las situaciones, RUBÉN SALIM BROVIA CEO de “Untech”.

Desde entonces, la firma tucumana ha ganado numerosos concursos y ha obtenido becas de la mano de los principales expertos mundiales en tecnología. Algunas de ellas fueron por parte de la Universidad de Stanford (California) y de la Singularity University (en Silicon Valley, patrocinada por Google y por la NASA). Asimismo, el equipo de investigadores pudo lograr la patente de un nuevo prototipo del producto.

Así como el camino de los emprendedores estuvo marcado por éxitos, premios y avances, también lo estuvo por numerosas dificultades. Llantos, enfermedades, estrés, divorcios y hasta la muerte de un familiar afectaron la trayectoria. “Nadie disfruta del fracaso, pero sin él nunca se aprende”, acota Ramos Vernieri. En el medio, también rechazaron inversores interesados en el proyecto. Incluso, negaron venderle la patente a una farmacéutica. “Podríamos haber ganado mucho dinero, pero habríamos perdido el control de todo. Justamente, emprender es algo cercano a la libertad”, reflexionan. Además, denuncian que la verdadera intención de esas empresas era “cajonear” el producto para que nunca saliera a la venta.

El gel de “Untech”

Una vez que el producto llegue al mercado, cuya fecha estimada de lanzamiento es dentro de cinco años, permitirá curar heridas crónicas como el pie diabético, las úlceras vasculares y las escaras, entre otras, de más de 100 millones de personas en todo el mundo. El gel actual (ha sido modificado en varias oportunidades) es único en su tipo. Con propiedades anastésicas, procicatrizantes y antipatogénicas, inhibe que las bacterias produzcan enfermedades. El trabajo científico, dirigido por Ramos Vernieri, ha sido logrado en conjunto por Romina Chávez, licenciada en Genética y doctora en Ciencias Biológicas; Nicolás Cerúsico, doctor en Bioquímica; y María Lazarte, biotecnóloga especializada en gerencia y vinculación tecnológica.

Los fundadores de la empresa recibieron a LA GACETA en una flamante oficina, sobre la avenida Perón. No había sillas ni mesas, pero para ellos se trata de un gran paso. Quizá en un futuro no muy lejano ese espacio termine resultando pequeño. Si de mejorar la vida de millones de personas se trata, un solo espacio de trabajo no alcanzará. 

LA RECETA DE “UNTECH”

1. EL VERDADERO SECRETO NO ES LA GENIALIDAD
A pesar de la invención y de los numerosos títulos universitarios que acredita, a Alberto Ramos Vernieri no le agrada que lo califiquen como alguien que es inteligente de forma nata. “En Argentina se suele decir que uno es genio por naturaleza. En realidad, detrás de cada logro hay mucho esfuerzo y años de estudio”, sostiene el bioquímico salteño. Y agrega: “estamos acostumbrados a atribuirles la genialidad a otros. Al Papa, a líderes políticos o a deportistas. Lo que verdaderamente da rédito es el empeño”. De esa manera, el científico apunta a la necesaria promoción de la “cultura del esfuerzo”, que -afirma- debería ser imitada de los ecosistemas emprendedores estadounidense e israelí.

2.  ES NECESARIO REDUCIR EL LENGUAJE CIENTÍFICO
Ramos Vernieri cuenta que cada vez que explicaba su proyecto a posibles colaboradores e inversores, utilizaba la mayor cantidad de jerga científica posible como atracción. “Estaba convencido de que así vendía más. Hasta que me di cuenta de que no era así, y empecé a utilizar palabras más sencillas a la hora de hablar con personas que no son de mi mismo ámbito”, recuerda. Desde ese cambio ha logrado atraer a más inversores y hacer crecer a su emprendimiento.

3. ASOCIARSE CON QUIENES COMPARTAN VALORES
“Emprender en equipo es mucho mejor que hacerlo solo. Juntos, supimos manejar mejor las situaciones, desde contestar un mail hasta tomar decisiones importantes. Ahora somos grandes amigos”, señala Rubén Salim Brovia. Así, debido a la cantidad de horas compartidas con los socios, los fundadores de “Untech” recomiendan elegir personas que compartan valores empresariales. “Los dos tenemos la misma visión: el producto debe llegar a la gente y no debe costar miles de dólares. Aunque no ganemos mucho, así debe ser. Los pacientes deben dejar de sufrir con las úlceras crónicas”, acota Ramos Vernieri.

4. DEJAR LA VISIÓN 100% ALTRUiSTA DE LA CIENCIA
El inventor principal del gel cicatrizante compara el sistema   científico argentino con el israelí. “Allá, casi el 100% del       conocimiento logra la transferencia. Acá, más del 90% queda en papers y no termina siendo patentado”, indica Ramos     Vernieri. Según su criterio, esa situación responde a la “demonización” de las empresas en el ámbito de la ciencia nacional y latinoamericana. “Sólo en este país el tipo que más sabe sobre algo puede ser pobre -critica-. Es necesario cambiar esa visión para lograr que los descubrimientos científicos lleguen efectivamente a la gente. Acá se valora sólo a quien dona y se muere sin plata”.