En julio de 1923, el diario “El Orden” publicó un largo reportaje al poeta Ricardo Jaimes Freyre, quien desde 1901 a 1921 residió en Tucumán. Una de las preguntas se refería a su método de escritura. “No sigo método alguno para mis trabajos literarios”, contestó don Ricardo. “Frecuentemente tengo dos o tres al mismo tiempo, y suelo dejar meses enteros alguno de ellos empezado o mediado. El orden y la regularidad estrictos, a que me sujetado siempre en mis tareas políticas o profesionales, me ha faltado en las obras de imaginación y en la preparación de la mayor parte de mis escritos que no los exigían imperiosamente. Por eso no me he comprometido nunca a publicaciones periódicas, ni he sido un profesional de las letras. Pero tampoco he sido nunca un bohemio: no puedo sufrir la bohemia, antiestética y odiosa siempre, que ha malogrado tantos nobles y generosos espíritus”.

Sobre la literatura actual, dijo que “releo mucho más de lo que le leo”. Sin embargo, añadía, “procuro estar al corriente de la producción literaria de nuestros días. La considero tan inferior en calidad como superior en número a la de otros tiempos”. Opinaba que “en la Argentina se escriben ya nuevas novelas, interesantes obras históricas, algunos notables estudios filosóficos y, frecuentemente, bellos versos. No creo que el gusto esté formado aún, como lo prueba la popularidad y el aplauso que alcanzan obras mediocres o francamente malas; pero es evidente que comienza a formarse el ambiente intelectual que, en todas partes, es sólo la coronación de la obra civilizadora”. Entendía que “América, en todo orden, es la reserva del porvenir. La literatura europea pasa, a mi juicio, por una época de crisis. No sé si saldrá de ella más vigorizada o más decadente. La prensa argentina, la primera de nuestra lengua, refleja admirablemente estos distintos aspectos del movimiento intelectual del mundo”.