“Soy un pobre perejil”. Diego Sebastián Nieva manifestó ayer frente a los jueces su resentimiento por la vinculación a la causa Paulina Lebbos. El joven, de 37 años, afirmó que había sido sometido a la investigación y ratificó que falsearon su “firma y la declaración” durante los procedimientos encuadrados en la etapa de instrucción.

“Me presenté cada vez que me convocaron. Cumplí con la Justicia. Por la salud de mis dos hijos y de madre, no vi nada”, señaló. Antes había enfatizado que no conocía el lugar del hallazgo del cuerpo y no recordaba si había pasado por la ruta 341, en la zona de Tapia, el 11 y el 12 de marzo de 2006. En ese momento, trabajaba como chofer de un “taxi rural”, un Fiat Duna de color rojo, y realizaba el servicio de pasajero desde San Miguel de Tucumán hacia El Siambón y Raco, entre otras localidades al norte de la provincia.

La Justicia determinó años atrás que la Policía había adulterado declaraciones y firmas del chofer, en una causa que condenó a policías de Raco, entre ellos, Enrique García, y que hoy forma parte del expediente del proceso oral. La decisión judicial confirmó entonces las irregularidades que se cometieron en la comisaría de esa localidad.