SAN PETERSBURGO.- El seleccionado de Rusia venció por 3-1 a Egipto, quedó a un paso de la clasificación de los octavos de final y dejó el sueño de Mohamed Salah y los “Faraones” prácticamente quedó sentenciado tras dos caídas seguidas.

La estrella egipcia de Liverpool, que no pudo jugar el primer partido por lesión, solo puede esperar un milagro: que Uruguay pierda los dos partidos que le quedan, al tiempo que Egipto debería ganar abultadamente a los saudíes para soñar con una clasificación por diferencia de gol. Pero parece imposible.

El anfitrión, en cambio, hizo explotar el San Petersburgo Arena con 64.468 personas: contra todos los pronósticos ya lleva anotados ocho goles en dos partidos, en los que sumó los seis puntos. Si los saudíes no vencen hoy a Uruguay, la “Sbornaya” ya puede ir pensando en un eventual cruce con España o Portugal en octavos de final.

Tras haber goleado en el partido inaugural a Arabia Saudita por 5-0, ayer consiguió la victoria y ya dejó de ser una sorpresa.

Si bien la receta del “equilibrio” que proclamaba el entrenador Héctor Cúper logró mantener el cero en la primera parte, Egipto estuvo muy retrasado y se descompensó cuando Said intentó adelantarse para asociarse con Salah. Rusia fue punzante por la banda izquierda. La sociedad entre Golovin y Samedov estuvo aceitada en el arranque, generando centros peligrosos en busca de la figura de Dzyuba en el área rival. El Shenawy tuvo trabajo siempre por el aire: inseguro y siempre dudó en cortar algunos centros cruzados.

Rusia dio un paso grande para clasificar a los octavos de final. (DPA-Télam)