“Es un tema que se vincula íntimamente con la calidad institucional de la democracia que tenemos. Hay democracia, pero, ¿es buena? ¿Es moderna? En la Argentina, con sus vaivenes, sus idas y vueltas, sus avances y retrocesos, estamos en un camino positivo, que nos arrima a la modernidad, sobre todo después de la reforma de la Constitución Nacional de 1994. En el caso de Tucumán estamos en la premodernidad. Aquí suceden cosas increíbles, que escapan a cualquier molde político y jurídico.

Elaboré un primer proyecto de acceso a la información pública en 2014 con la ayuda de especialistas de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán, que colaboraron en forma desinteresada, aunque interesados en la temática. (... Pero pasa el tiempo) y resulta que ni siquiera podemos saber a dónde van los $ 80.000 millones de pesos del presupuesto provincial. No es una cifra menor. Si el Estado funcionara en forma transparente y correcta, nosotros deberíamos poder saber en qué se gastan los fondos públicos. Cualquier iniciativa que tenga por objetivo que el acceso a la información pública sea ley en Tucumán es bienvenida, buena y positiva. Ojalá que la mayoría entienda que esto nos beneficia a todos y no a un sector político. Hay que trabajar esta idea, no callarse y decir las cosas como son. Pero, insisto, mi juicio es negativo. Estamos en un estado de premodernidad, con muy buenas iniciativas, pero sin saltos de calidad”.