Lionel Messi andaba derrochando magia por las canchas de España sin que en la Argentina siquiera supieran que existía. Un día de 2003, a José Pekerman, que andaba en busca de talentos para llevarlos a Leganés -club de las afueras de Madrid que dirigía- le llegó el rumor sobre un adolescente rosarino desparramaba rivales cada fin de semana en Barcelona. No dudó y fue a verlo.

Según contó Pekerman en una entrevista que le hizo el periodista Diego Borinsky en noviembre de 2011, el primer diálogo entre él y Messi fue el siguiente:

- Vos sos argentino, ¿me conocés?

- ¡Cómo no lo voy a conocer! Usted es Pekerman, el (director técnico) de la selección (juvenil).

- Pero mirá que no dirijo más la selección. Me fui en 2002.

- Sí; está en Leganés, me lo dijo mi papá.

- No estoy más en la selección, pero represento siempre al fútbol argentino, así que hoy voy a hablar con Hugo Tocalli, que está armando el equipo para el Sudamericano y te va a llamar en los próximos días, contale a tu papá.

Messi debutó con la “albiceleste” el 29 de junio de 2004 en una selección Sub 20, dirigida por Tocalli, ex ayudante de Pekerman. Pero fue este quien lo había descubierto, y bajo cuya conducción jugó su primer Mundial.

Pekerman había llegado a la Selección argentina de mayores en 2004 -al término del Mundial de Francia 1998 había rechazado el cargo-. Estaba precedido por su trabajo al frente de las selecciones juveniles, el más exitoso ciclo en la historia de las categorías menores: entre 1994 y 2001, con la Sub 20 celebró tres copas del mundo (Qatar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001) y dos sudamericanos (Chile 1997 y Argentina 1999); con la Sub 17 se colgó la medalla de bronce en Ecuador 1995, y con la Sub 21 ganó el Torneo Esperanzas de Toulon en 1998.

Las eliminatorias para Alemania 2006 transitaron sin sobresaltos: desde la fecha 2, la Selección nunca salió de la zona de los clasificados. Incluso entre la fecha 11 y la 17 -penúltima- había liderado la tabla; terminó segunda. Durante casi toda esa competencia, Messi se mantuvo al margen del plantel mayor: sólo disputó los últimos tres juegos.

Debido a su juventud -tenía 18 años al momento del cierre de la lista para el Mundial- muchos temían que Pekerman cometiera el mismo “error” que César Luis Menotti, que dejó fuera al adolescente Diego Armando Maradona en 1978. Pero no. Pekerman incluyó a Messi en la lista de los 23. Sin embargo, no resultaría un torneo feliz para la “Pulga”.

Argentina resolvió con tranquilidad la fase de grupos. Cerró como líder -por diferencia de goles-: le ganó 2 a 1 a Costa de Marfil y 6 a 0 a Serbia y Montenegro, y empató 0 a 0 con Holanda. En octavos de final venció 2 a 1 a México, en tiempo suplementario. En cuartos de final lo esperaba el local, selección ante la cual Argentina se enfrentó más veces en Copas del Mundo: siete (volverían a chocar en 2010 y en 2014).

Argentina comenzó ganando, con un cabezazo de de Roberto Ayala. Pero cuando restaban 9 minutos para el final igualó Miroslav Klose. Pekerman comenzó a introducir cambios a los 25 del segundo tiempo. Primero, uno obligado: Leonardo Franco por Roberto Abbondanzieri, lesionado. Messi siempre había sido su carta fuerte en los complementos. Los hinchas esperaban su ingreso. Pero no. Esteban Cambiasso entró por Juan Riquelme y Julio Cruz por Hernán Crespo. Los argentinos -y todo el mundo- vieron por televisión la cara de frustración del jovencito, que seis días antes había cumplido 19 años.

Llegaron los penales. Jens Lehmann adivinó casi todos, gracias a un “machete” que, luego se supo, tenía escondido en la media de la pierna derecha. Igualmente, Alemania no iría mucho más allá. En semifinales cayó ante Italia, que luego se coronó campeón.