Una detención sacudió una nueva audiencia por el crimen de Paulina Lebbos. El tribunal ordenó este mediodía que Jorge Giménez, amigo de César Soto, quede detenido por falso testimonio y por su posible participación en el crimen de la estudiante de Ciencias de la Comunicación, ocurrido en febrero de 2006. Fue esposado inmediatamente por personal de la guardia, por orden de los magistrados.

Los amigos derrumbaron las versiones de Soto y también se complicaron con sus dichos

Giménez había generado dudas con sus dichos en la jornada de ayer. Comenzó a dudar cuando el fiscal de Cámara, Carlos Saltor, lo comenzó a indagar sobre las llamadas telefónicas que realizó a la víctima el día que desapareció. Negó haber acosado a Paulina, aunque se comprobó que la llamó al menos cuatro veces en cinco minutos. “Éramos muy amigos y siempre la llamaba; no había nada extraño”, comentó.

“No me gustaba Paulina, y si bien usaba polleritas cortas y puperitas, no provocaba nada en mí", había manifestado ayer el ex compañero de trabajo del novio de Paulina. Según declaró, el sábado 25 de febrero había pedido descansar para ir a una fiesta en Burruyacu.

Saltor también le consultó a Giménez si consideraba que Paulina bailaba de manera provocativa, a lo que Giménez respondió que bailaba "normal". No obstante, en una declaración previa, había asegurado que la manera de bailar de la joven le generaba temor porque pensaba que podía generar problemas. En ese momento, el presidente del tribunal Dante Ibáñez, le preguntó por qué le preocupaba a él si Soto no lo hacía. "Y puede ser porque alguien le podría decir algo y que eso derive en problemas", respondió.

Llamadas

El testigo volvió a tener problemas cuando después de negar conocer la localidad salteña de Aguaray, los fiscales le demostraron que desde el celular de su padre, Juan Pedro Giménez, se hicieron el 13 de enero de 2006 desde esa ciudad llamadas a los celulares de Paulina y de Soto. “No sé qué pudo haber pasado. Nunca estuve en esa ciudad”, comentó.

Piden que se investigue a César Soto por el homicidio de Paulina Lebbos y por falso testimonio

Saltor le consultó si podría haber sido su padre, camionero de profesión. “La verdad es que no puedo confirmarlo porque él trae hacienda viva de todos lados. No sé si ese fue un destino”, insistió. El fiscal le preguntó entonces si sabía si su padre podía haberla invitado a salir a Paulina. “No creo”, respondió. Hoy será interrogado por la querella y el resto de los defensores.


Soto se complicó con sus contradicciones

Marcela Vanesa Arroyo, esposa de Roberto Díaz, confirmó ayer que Paulina y su pareja almorzaron el 25 de febrero en su casa, a pesar de que Soto negó la existencia de ese encuentro. “Llegaron al mediodía y estuvieron hasta las 15 aproximadamente. Luego se retiraron”, explicó la mujer ante el tribunal.

“Este caso me condenó socialmente”, aseguró entre lágrimas Soto, ex pareja de Paulina

“Antes de que se fuera habíamos acordado que Paulina vendría a nuestra casa entre las 21 y las 22 para tomar algo y jugar a las cartas. Ella lo esperaría allí a que César regresara de su trabajo, ya en la madrugada. Quedó en confirmármelo, pero no lo hizo”, destacó.