RIO DE JANEIRO.- En el peor de los casos podría esperar la cárcel; en el mejor, otra vez el palacio presidencial. la Justicia brasileña emitirá mañana un fallo clave para decidir el futuro del ex presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, en un juicio que tiene en vilo al país.

Un tribunal de apelación de Porto Alegre debe confirmar o anular la sentencia a nueve años y medio de prisión a la que fue condenado Lula en primera instancia en julio de 2017 por el primero de varios juicios de corrupción.

El ex mandatario puede apelar la condena en libertad, pero un fallo adverso podría allanar el camino para que Lula sea enviado a prisión o inhabilitado para presentarse a cargos públicos. El conocido juez de la megacausa de corrupción política “Lava Jato”, Sérgio Moro, declaró al ex presidente culpable de haber aceptado sobornos de la constructora OAS.

El inminente fallo ha revolucionado la política brasileña, ocho meses antes de las elecciones, en las que el carismático ex líder sindicalista e ícono de la izquierda latinoamericana aspira a convertirse en presidente por tercera vez.

Es posible, sin embargo, que el desenlace siga siendo incierto. Incluso en caso de que su condena sea confirmada, el ex mandatario, claro favorito en las últimas encuestas (posee un 36% de apoyo), podría seguir en carrera debido a las peculiaridades del proceso. Por caso, la ex presidenta Dilma Rousseff ratificó que para el PT la candidatura de Lula no tiene “Plan B”: será el candidato en octubre aunque su condena sea ratificada.

Contrapuntos

Un próximo encarcelamiento es muy improbable, porque la defensa de Lula puede volver a apelar y llevar el caso a la Corte Suprema.

Más viable parece que Lula quede inhabilitado para presentarse a cargos públicos en virtud de la ley de “Ficha Limpa” (”Expediente Limpio”) sancionada por él mismo en 2010. Pero también en ese caso se estima que su defensa podría conseguir retrasar en varios meses la entrada en vigor de la medida con recursos extraordianarios.

Lula rechaza los cargos de los siete procesos por corrupción abiertos contra él y acusa a Moro y la fiscalía de promover un juicio que, a su criterio, es político.

El PT y movimientos sociales han anunciado movilizaciones masivas hacia Porto Alegre.

Moro, en cambio considera probado que Lula aceptó de OAS la reforma de un apartamento de lujo en Guarujá, en la costa de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la constructora en sus negocios con Petrobras, la petrolera estatal que está en el centro del escándalo de “Lava Jato”. Decenas de políticos están acusados de aceptar sobornos.

La defensa de Lula sostiene que la acusación no presentó pruebas y que se apoya en testimonios de otros acusados. El apartamento no llegó a ser propiedad de Lula.

El principal rival electoral de Lula es el militar ultraderechista Jair Bolsonaro, que alcanza un 18 por ciento de las preferencias. (Télam)