Puede que el Papa Francisco tenga inspiración divina, pero el viernes sufrió algo que le ocurre cada día a millones de personas normales en todo el mundo: un pinchazo en un neumático.

Mientras el pontífice era trasladado a Lima desde el aeropuerto, uno de los neumáticos del Fiat 500 que le llevaba empezó a perder aire a medida que avanzaba por la autopista.

Su caravana se vio obligada a parar y el Papa salió calmadamente de su auto, en momentos en que su equipo de seguridad evaluaba el inconveniente. Sin perder un momento, se cambió a un vehículo negro de su comitiva y siguió su camino hacia el Palacio Presidencial, según pudo verse en imágenes televisivas.

Francisco ha prescindido de las limusinas blindadas usadas por sus predecesores y prefiere moverse en autos más sencillos tanto en Roma como en sus viajes al extranjero.