"Por más que muchos critiquen mi trabajo en el Senado, no voy a aflojar, voy a seguir trabajando y aportando en cada proyecto para que Tucumán sea el beneficiado" (sic). Con esas palabras se despachó el senador José Alperovich, quien había sido cuestionado en las redes sociales por haber respaldado la reforma previsional, que ayer se convirtió en ley.


Mientras sesionaba ayer la Cámara de Diputados para tratar la reforma tributaria, el ex gobernador emitió una serie de mensajes desde su cuenta de Twitter en los que afirmó que viene trabajando junto a la diputada Beatriz Mirkin en posibles modificaciones para que el impacto negativo sea menor para Tucumán.

Luego de brindar los detalles de la propuesta conjunta para reducir la presión impositiva para empresas tucumanas, sostuvo que seguirá trabajando con Mirkin en proyectos de ley "para proteger a los tucumanos como lo hice con la industria azucarera evitando la suba desmesurada de impuestos a las bebidas azucaradas".

Posturas opuestas

El 29 de noviembre, Alperovich votó a favor de la reforma previsional. El pasado jueves, en medio de la represión y la violencia que se desató en las inmediaciones del Congreso, su esposa Beatriz Rojkés de Alperovich y su hija, Sara Alperovich, habían cuestionado el proyecto, que ayer por la mañana se transformó en ley.

"Mi más enérgico repudio a la brutal represión ejercida por las fuerzas de seguridad bajo el mando del gobierno nacional contra los manifestantes, diputados y referentes sociales. Queremos un parlamento no militarizado y leyes a favor del pueblo", exclamó la presidenta del PJ tucumano.


La Directora de la Juventud se manifestó de un modo similar a su madre. "Mi total repudio a la represión ejercida contra todos los militantes, diputados y referentes sociales agredidos. Escuchen al pueblo. ¡Basta de gobernar para beneficiar a unos pocos! ¡Basta de represión!", escribió.

La semana pasada, Alperovich y el gobernador Juan Manzur confirmaron que el Gobierno Nacional dio marcha atrás con la iniciativa de elevar el impuesto interno a las bebidas azucaradas, luego de intensas gestiones realizadas en la Casa Rosada. La decisión fue celebrada por los empresario surcoalcoholeros.