Ya no queda memoria ni rastro físico del viejo ingenio San Felipe, fundado por el animoso industrial don Felipe Posse (1806-1878), en 1870. El ingenio fue rematado, para liquidar la testamentaría, el 2 de mayo de 1888 (a las 3 de la tarde y después de “un lunch”) por el martillero César Botti. Pasaría a pertenecer sucesivamente a Pedro B. Bascary, a las sociedades “Erdmann y Sosa”, “Ismael Sosa y Cía”, Compañía Azucarera Cordobesa y Juan de Dios Ortega. Su última molienda fue en 1913.

Los avisos que Botti publicó en 1888, destacaban que el ingenio -situado “al sur de la ciudad, en el lugar de Los Aguirre”- contaba con “180 cuadras de cañaverales cultivados, en el mejor estado; con 995 hectáreas de hermoso terreno a dos cuadras de la Estación San Felipe del Ferrocarril Central Norte; con el terreno arreglado para que los vagones lleguen a la puerta del ingenio, y con suficiente número de peones propios”.

Sobre las maquinarias, el aviso expresaba que “todas son nuevas, y de los mejores fabricantes; todo bien montado bajo espaciosos y sólidos edificios”. Su alambique era “lo más nuevo y de más fuerza, y casi sin uso” recién armado. El ingenio, además, estaba “dotado de todo lo necesario para empezar la cosecha, como caña, leña, bolsas vacías suficientes, aparatos de luz eléctrica y demás accesorios”.

Era propietario de 316 hectáreas de terreno; “otro más denominado San Rafael, de 65-50 hectáreas; otro que sirve de potrero, denominado Santa Bárbara, de 120 hectáreas; otro denominado San Antonio, con 74-10 hectáreas; otro llamado Cañizo, con 116 hectáreas, y otro en la banda oriental del Río Salí con 300 hectáreas, más o menos”. La base del remate era su tasación, fijada en 372.023,30 “pesos moneda nacional de curso legal”.