Gloria García Miranda - Experta en Salud Global - UNAM

Es inevitable comparar este conjunto de sismos de 2017 con el de 1985. Una diferencia es la participación de las redes sociales. Con solo “compartir”, una información atraviesa fronteras. Así, se encuentran listas de inmuebles dañados, ubicación de centros de acopio y albergues, artículos médicos y personales para los damnificados, solicitudes de apoyo y brigadas de rescate, información de personas desaparecidas y rescatadas. En el 85, podías tardar días enteros en recorrer campamentos o lugares forenses para localizar a alguien.

También se dan las denuncias de negación de rescate a animales, de presiones, de robos y saqueos. Hoy se destacan noticias de perros fallecidos y de rescates exitosos, se solicita alimento y agua y se difunden noticias de animales heroicos.

También es posible darse cuenta, vía redes, de los conflictos derivados de la estrategia de rescate entre instancias oficiales y brigadas comunitarias.

Muchos han usado una aplicación en Facebook para avisar que están bien y -a partir de la plataforma change.org- se recopilaron más de 1,2 millón de firmas electrónicas para pedir que el presupuesto destinado a las campañas políticas de 2018 (12.000 millones de pesos) se donen a la reconstrucción.

Las redes sociales son también un excelente medio para la conformación de mitos y mentiras. Quizá la anécdota más emblemática es el de “Frida Sofía”, caso ficticio en que se invirtieron muchos recursos.

Se debe mencionar que una limitación de las redes sociales consiste en que -por su vertiginoso movimiento y la flexibilidad para publicar- es casi imposible establecer una línea de tiempo o conocer la fuente original.

La lección nos dice que la desigualdad social es todavía un insomnio mexicano, que la credibilidad hacia instancias gubernamentales se cuestiona, que se debe educar mejor a la población, que sigue siendo importante el periodismo porque organiza y jerarquiza la información, que los otros medios de comunicación, especialmente la radio pública, siguen siendo importantes para la vida democrática.