De Cero cruzó el disco en el tercer lugar. No terminó segundo por apenas un hocico. Pero Leila Noguera Assad no podía -ni quería- ocultar su emoción. “Me da tantas alegrías... estoy feliz como si hubiera ganado, porque él deja todo en la cancha cada vez que corre, y es una satisfacción enorme”, le cuenta a LG Deportiva.

Ella es la propietaria de este caballo, que carga sobre sus ancas una extensa campaña, durante la cual protagonizó varias definiciones importantes. Según admite, no abundan las mujeres en el “rubro”. “No somos muchas propietarias; sí hay varias hijas de propietarios. Aunque el papá compra, ellas vienen al hipódromo, participan, hacen barra por los caballos; sobre todo en cuadreras”, explica.

Desde afuera, el ambiente del turf aparece muy asociado al varón; desde adentro, Noguera Assad confirma que así es. “Cuesta abrirse camino, hacerse respetar; dicen que la mujer no sabe, te mandan a ‘lavar los platos’. Es duro el ambiente; son machistas”, lamenta. Pero señala que a ella le resultó menos problemático: “mi familia es muy respetada aquí; entonces, por ellos, me respetan”.

La pasión que siente por sus caballos -es dueña de cuatro; entre ellos, una yegua preñada- la heredó de su abuelo, Manuel Assad. Ayer, el entrenador y cuidador no pudo ver en vivo el tercer puesto del caballo de su nieta. “No pudo venir porque no está muy bien de salud, tiene 93 años: desde que abrió el hipódromo está acá. Él ganó el ‘Batalla’ en 2005 y en 2007, con Alpino Oriental y con Pichelero, respectivamente. Todo lo que sé de caballos, y el amor que siento por ellos, me lo trasmitió él; siempre me enseñó a cuidarlos, más que nada”, dice.

Noguera Assad precisa que ser propietaria no implica solamente poseer el caballo. “Hay que tener un stud, alguien que los cuide. Gracias a Dios, yo tengo la ventaja de que los cuida mi familia. Y todos los días los vengo a ver, porque vengo a visitar a mi abuelo. Eso hace que lo viva distinto, no como el típico patrón que tiene el caballo, paga la pensión una vez al mes y nada más”, afirma.

Ese sentimiento que tiene por sus caballos se nota en cómo sonríe cuando habla de ellos. ¿Los tratás como suele tratarse a un gato o a un perro?, preguntó LG Deportiva. “Se genera ese vínculo. Yo empecé con uno, en 2009: Franchini. Lo tenía como a un perrito; yo entraba y él bostezaba, me miraba y salía para que lo acaricie; yo comía algo y me lo quitaba de la mano, es así; te oyen la voz y te conocen. Y yo sé si les duele algo, si les pasa algo”, cuenta. Y tras una breve pausa agrega: “es hermoso; tener caballos es lo mejor que le puede pasar a alguien”.

Desmitificación

Noguera Assad niega que se necesita mucho dinero para ser propietario de caballos. “Antes sí era el ‘Deporte de los Reyes’, había que tener muy mucha plata para tener caballos. Hoy no es así; hoy comprás un caballo por $ 8.000, por $ 10.000; comprás un potrillo a $ 60.000, pero a 10 cuotas, y podés pagar con cheques, es accesible”, explica. De hecho, considera que el mantenimiento tampoco resulta oneroso. “Yo no fumo, no tomo, no salgo; no gasto en nada, más que en mi hijo y en mis caballos. Capaz que alguien, en una noche, gasta un montón, y yo con eso capaz que le compro remedios al caballo, o herradura, o los inscribo, o le pago pensión al cuidador”, indica.