Ante la falta de testigos del tiroteo que ocurrió el miércoles a las 23, a tres cuadras del Centro de Monitoreo del 911, se espera que el comisario Carlos Enrique Campos se recupere pronto de los dos balazos que recibió en ese momento para que pueda relatar el episodio. Según se baraja, el efectivo habría sido víctima de un robo, o habría sido testigo de un asalto, cuando volvía a su casa en su moto.

La balacera se desató en la esquina de calles Ecuador y San Miguel, en el barrio Juan Pablo II (conocido popularmente como “El Sifón”). Fuentes del caso explicaron que no está del todo claro lo que sucedió en ese momento. Una versión indica que uno o dos delincuentes intentaron robarle el rodado y que el policía se resistió; por eso lo habrían baleado. Sin embargo, también se analiza la posibilidad de que el efectivo haya presenciado un intento de robo hacia otra persona e intervenido en defensa de la víctima.

Con la muerte de Santana, ya son cuatro los policías asesinados en Tucumán en lo que va del año

Lo cierto es que Campos quedó ensangrentado en la calle: había recibido un disparo en el estómago y otro en la zona de la ingle, según se informó desde el Centro de Salud. Su motocicleta estaba en ese lugar, pero le faltaba el arma reglamentaria.

Las fuentes comentaron que el comisario se trasladó por sus propios medios al hospital Obarrio, que era el más cercano. Desde allí una ambulancia lo llevó al hospital de Barrio Norte, donde lo sometieron a una intervención quirúrgica para salvarle la vida.

Silencio

“Fue un intento de robo”, se limitaron a afirmar los familiares del policía. LA GACETA intentó hablar con ellos en el hospital, pero ellos pidieron que se respete su silencio. “No estamos en condiciones de hablar con nadie”, explicaron. Campos permanecía internado en la terapia intensiva con pronóstico reservado. Tiene 49 años y presta servicio en el Departamento Personal.

Ayer la investigación no avanzó demasiado porque la postura de los vecinos fue hermética. “No quiero ni que me vean hablando con usted”, respondió una mujer cuando este diario se presentó en el barrio. “Acá no sólo te roban todo el tiempo, sino que además te matan”, comentó otro joven. Una tercera persona, que tampoco quiso hacer declaraciones, argumentó: “usted no sabe lo que es este barrio, no podemos hablar porque mañana nos balean la casa”.

Mientras tanto, la Policía manejaba la versión de que uno de los delincuentes también había resultado herido tras el tiroteo y esperaban que se hiciera presente en algún hospital de la ciudad, en busca de asistencia, para atraparlo.

Asesinaron a cuatro uniformados este año

Cuatro policías perdieron la vida de manera violenta en lo que va del año. La última víctima había sido Maximiliano Santana, quien tenía 23 años y formaba parte de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). El joven falleció el 5 de julio tras haber estado varios días internado, en estado de gravedad.

Santana había recibido un puntazo en el corazón 10 antes, luego de un partido de fútbol que se realizó en el Complejo Muñoz. Según dijeron los familiares de la víctima, los agresores eran los integrantes del equipo perdedor.

Anteriormente, el cabo primero Pedro Antonio Jiménez, de 48 años, fue asesinado en Los Porceles, San Andrés. Fue el 12 de marzo, cuando circulaba en su moto por un camino de tierra conocido como “Camino del Carmen”, a unos 200 metros de la ruta 306. Un grupo de asaltantes lo interceptó para quitarle el rodado, pero Jiménez extrajo su arma reglamentaria. Cuando intentó remontarla, uno de los ladrones le disparó a la altura de la axila izquierda. El policía quedó tirado al lado de su moto.

El oficial del división Patrulleros del 911 David Aragón había sufrido una emboscada similar dos semanas antes. Cuatro delincuentes lo atacaron para sacarle la moto, en la esquina de Jujuy y Magallanes. El policía recibió un disparo en la nuca que le produjo pérdida de masa encefálica. Fue trasladado de urgencia al hospital Padilla, pero finalmente murió. Tenía 36 años y cinco hijos.

El policía federal Lucas Daniel Abregú había sido el primer uniformado asesinado en el año. Lo mataron la madrugada de Año Nuevo, cuando circulaba a bordo de un Volkswagen Gol Trend junto a su novia, también policía federal, por calle San Martín al 4.000, en Concepción. Alrededor de las 6.30, la pareja habría mantenido una discusión por lo que la mujer decidió descender del vehículo e ir a su casa a pie. En ese momento, fue abordada por dos hombres que intentaron asaltarla. Abregú intercedió para defenderla, pero le dispararon en el pecho.