SALTA.- El abrazo del goleador histórico de Atlas, Wilson Severino del Valle, con el emblemático capitán de River, Leonardo Ponzio, no fue un abrazo más. Fue un abrazo del fútbol, con todo el romanticismo del amateurismo por un lado y todo el profesionalismo por el otro, aunque sin olvidarse de los sueños infantiles que lo impulsaron hacia las realidades concretadas, que en la actualidad generan tanta admiración.

Severino del Valle, un cordobés que ya se había retirado de la actividad hace dos años en la Primera D, para darle prioridad a su trabajo de ferroviario, recibió de la vida la oportunidad de volver, por una noche, para tener el honor de jugar unos minutos ante el River del que es hincha e irse del fútbol de otra manera, destacó DyN.

Y cuando, a los 41 minutos de segundo tiempo, lo llamó el entrenador César Rodríguez, para que reemplazara a Joel Godoy Gil, Severino le dio un abrazo del alma a su entrenador, lleno de sensibilidad y agradecimiento.

Pero Severino ni bien pisó el campo de juego lo primero que hizo fue perdirle permiso a Ponzio para darle un abrazo, sin más demoras, y el capitán de River lo recibió sin reparos, en un momento emocionante.

"Me encantó porque antes de darle el abrazo le dije 'te puedo abrazar' y me dijo sí vení", reconoció Severino, tan lleno de alegría que parecía un grandote llorón.

Hasta el público que estaba en el salteño Estadio Padre Ernesto Martearena y acababa de ver la victoria de los "Millonarios" por 3-0 en el marco de los 32avos de final de la Copa Argentina reconoció al emocionado Severino con un aplauso generoso, como poniéndose en su lugar.