Si a alguien le cabían dudas sobre qué opina el Papa Francisco acerca de la gente que siempre está quejándose, la respuesta figura ahora en la puerta de su modesto de departamento: "Prohibido quejarse", dice el cartel que instaló allí.

El cartel rojo y blanco en italiano agrega: "los infractores están sujetos a un síndrome de victimismo con la consecuente disminución del sentido del humor y de la capacidad para resolver problemas".

El cartel está adornado por el símbolo internacional que se usa para señalar una prohibición: una raya diagonal dentro de un círculo.

El mensaje añade: "la pena se dobla si la infracción ocurre en presencia de niños. Para volverse el mejor de uno mismo hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los propios límites”. Finalmente concluye con el siguiente mensaje: "deja de quejarte y actúa para hacer mejor tu vida".

El cartel fue entregado al Papa recientemente por el psicólogo italiano y autor de obras de autoayuda Salvo Noé. El Sumo Pontífice prometió a Noé que lo pondría en su oficina como una humorada.


Desde que asumió, Jorge Bergoglio vive en una modesta suite que funciona como despacho privado y habitación. Se encuentra en Santa Marta, una especie de hotel dentro del Vaticano.

El Papa Francisco ha lidiado con muchas quejas en el Vaticano y en la Iglesia católica desde su elección en 2013. Ha intentado guiar a la Iglesia de 1.200 millones de miembros en un camino más inclusivo e misericordioso, lo que ha enfadado a conservadores que afirman que está sembrando la confusión doctrinaria, señaló la agencia Reuters.

Un episodio reciente involucró al cardenal alemán Gerhard Müller, a quien el Papa sacó el mes pasado del cargo de jefe de doctrina del Vaticano. Müller, que discrepa con Francisco en varios temas, aparentemente esperaba que su mandato fuera renovado en forma automática.