“Es evidente que en Capif está la idea de sumar a gente joven con criterios nuevos para los premios Gardel. En nuestro caso, trabajamos mucho con lo independiente y con el under, por fuera del mainstream de las grandes discográficas, que tienen mucho dinero e instalan a los favoritos de la industria. Esa mirada alternativa puede ser nuestro aporte”.

Quien habla con LA GACETA es Sebastián Torasso (foto), convocado al jurado nacional del Gardel junto a Julieta Córdoba y a Carlos Cazón. “Hablamos entre nosotros sobre criterios, pero no a qué artista va a votar cada uno. Como periodistas y consumidores de música queremos poner un énfasis especial en el interior, que es el real corazón del país donde se nutre la música en general con trabajos con la misma o mejor calidad en producción y en contenido. Estamos poniendo las energías en lo alternativo y en los artistas revelación, porque a Andrés Calamaro, a Abel Pintos, a Soledad, al Chaqueño Palavecino o a Laly Espósito les van a sobrar siempre votos”, advierte. “Que nos hayan convocado es una manera de lograr que la gente crea en el premio, con orejas repartidas por todo el país y caminos que se van abriendo. También lo siento como un reconocimiento”, agrega.

Elegir a los finalistas y luego al ganador de cada categoría es una responsabilidad compleja. Cada jurado tiene la obligación de votar en un mínimo de 10 categorías de las 45 que hay, y se incluyen las cuatro principales: disco, canción, DVD y videoclip del año.

“Tema y álbum son los más difíciles de definir, porque hay que pensar por qué se las considera las mejores y entran valoraciones personales en juego -sostiene-. Hay algunas que no voté porque no son de mi conocimiento, como folclore o ingeniería del sonido, que es algo de expertos. En este momento, la tecnología domina y en el interior hay grabaciones muy dignas que hace 10 años era impensable que pudiesen hacerse”.