En los últimos 60 días y luego de largas investigaciones, la Policía logró detener en Tucumán a dos peligrosos hombres señalados como las cabezas de bandas narcos que funcionaban en la provincia. Se trata de Julio Trayán y "El Gordo Vaca". Estas detenciones, a su vez, dejaron al desnudo la crudeza de la crisis que atraviesa Tucumán  por el avance del narcotráfico y el crecimiento de casos de adicciones.

El primer megaoperativo se realizó a fines de septiembre, donde cayó Trayán, puntero político en la zona de Villa Muñecas y ex empleado del legislador oficialista Santiago "Cacho" Cano.

La organización, de la que también participaban los hermanos Walter, Ricardo y José García, realizaba importación de drogas desde Bolivia y Paraguay, y la posterior distribución de cocaína y marihuana en los principales centros urbanos del país.

Durante los allanamientos, posteriores a la detención de Trayán, la Policía Federal secuestró en José C. Paz, provincia de Buenos Aires, alrededor de 4.000 litros de precursores químicos, uno de los principales componentes utilizados para la "cocción" de cocaína. La Justicia indicó que la banda operaba desde el norte hasta Puerto Madryn.


Hoy por la mañana quedó detenido "El Gordo Vaca" luego de que la Policía donde allanara más de 22 viviendas en distintos sectores de la capital y otras localidades del Gran San Miguel de Tucumán. Durante el operativo, Personal de la Dirección de Drogas Peligrosas secuestró más de 100 kilos de marihuana y 10 kilos de pasta base.

Según confirmaron fuentes judiciales, la banda de Vaca (su segundo sería un tal Seco) tenía dominio en todo el sur del Gran San Miguel de Tucumán, La Bombilla, Villa Carmela y Las Talitas, entre otros puntos de Tucumán. El de hoy fue uno de los mayores golpes al narcotráfico que se realizó en la provincia.

Sin embargo, estos dos golpes al narcotráfico en la provincia, con ramificaciones nacionales, dejaron al descubierto los sistemas de venta, con organizaciones diferentes y con decenas de personas involucradas.


Cómo funciona una red de narcomenudeo

Un líder, con apoyo familiar, se encarga de montar una verdadera estructura para satisfacer la demanda en los barrios del Gran San Miguel de Tucumán. Las bandas que venden sustancias prohibidas en nuestra provincia se inclinan cada vez más a este tipo de estrategia para continuar con el negocio.

Con varias viviendas

Los líderes buscan varias casas para desarrollar el negocio. En la más escondida y protegida, ocultan las drogas y los elementos que utilizan para fraccionarlas. En el mismo barrio encuentran otras viviendas para vender las sustancias. En estos quioscos -como se los llama en la jerga policial- siempre tienen la sustancia necesaria para atender la demanda diaria, ya que así evitan pérdidas importantes si es que llegan a ser descubiertos por las autoridades. Otros reacondicionaron las casas para que los compradores consuman en el lugar.

Como una PyME

Una de las características de esta banda es la cantidad de gente que tiene a sus servicio. Contratan a personas para que atiendan los quioscos, vigilen la zona donde están instalados, trasladen y custodien la droga por el barrio y, en algunos casos, se encarguen de cobrar a los adictos morosos. El control de todo el “personal” está cargo del líder o de sus familiares. Para la venta, según los últimos allanamientos realizados por la Policía y las fuerzas nacionales, contratan a mujeres embarazadas o madres de chicos de hasta cuatro años y menores para que no queden detenidos.

La mercadería

La zona en la que están instaladas estas bandas definirá qué droga comercializará. Por ejemplo, en los barrios más marginales, sólo se dedican a la venta de “paco” a un valor de $ 10. En otros lugares, además de esa droga, también comercializan “alita de mosca” que cuesta entre $ 100 y $ 105. Las tizas de cocaína (10 gramos) se cotizan entre los $100 y los $1.200, según su calidad. El cigarrillo de marihuana, conocido vulgarmente como “porro”, se lo vende a $10. Los 25 gramos, en cambio, van de los $ 200 a los $ 300, según su calidad. Las organizaciones más importantes ofrecen todas estas sustancias en un mismo lugar.

El líder

En la mayoría de los casos son hombres que se hicieron ganar el respeto en las calles. Ellos son los cerebros de cada organización y encuentran en sus familiares el principal apoyo para hacer crecer el negocio. Esposas, hijos, hermanos y sobrinos forman parte de su ambiente más cercano y son los que lo ayudan a tomar decisiones importantes. Los vecinos le temen, porque son hombres a los que consideran violentos y con contactos importantes que les permiten desarrollar el “narcomenudeo”.