En el marco de la gira "Licencia para Cantar", Andrés Calamaro pasó anoche por Tucumán y la rompió en el teatro Mercedes Sosa, donde miles de personas disfrutaron de su show. 
El músico interpretó canciones de su último disco, The Romaphonic Sessions y sumó versiones de clásicos de su vasta y prolífica carrera, no solo como solista sino también con Los Rodríguez y Los Abuelos de la Nada, mechando homenajes a los grandes referentes del cancionero popular en castellano.
En esta experiencia, el autor de "El salmón" estuvo acompañado por el trío de músicos Germán Wiedemer, (piano), Antonio Toño Miguel (contrabajo) y Martín Bruhn (percusión).
"Romaphonic Sessions" fue grabado en dos tardes por Calamaro y el pianista Germán Wiedemer quienes se instalaron en unas oficinas en los estudios Romaphonic (en Buenos Aires) para establecer unas mínimas pautas de repertorio, grabarse y darle formas a un conjunto de canciones para interpretar en directo.
Calamaro y Wiedemer eligieron canciones habituales del repertorio eléctrico para adaptar a una forma dinámica distinta y despojada, y reinterpretaron material que consideraron importante y valioso por sus cualidades poéticas o armónicas, recuperando piezas que -en anteriores ocasiones- interpretó con Hugo Fattoruso o Litto Nebbia.

En el marco de la gira "Licencia para Cantar", Andrés Calamaro pasó anoche por Tucumán y la rompió en el teatro Mercedes Sosa, donde miles de personas disfrutaron de su show. 

El músico interpretó canciones de su último disco, The Romaphonic Sessions y sumó versiones de clásicos de su vasta y prolífica carrera, no solo como solista sino también con Los Rodríguez y Los Abuelos de la Nada, mechando homenajes a los grandes referentes del cancionero popular en castellano.

En esta experiencia, el autor de "El salmón" estuvo acompañado por el trío de músicos Germán Wiedemer, (piano), Antonio Toño Miguel (contrabajo) y Martín Bruhn (percusión).

"Romaphonic Sessions" fue grabado en dos tardes por Calamaro y el pianista Germán Wiedemer quienes se instalaron en unas oficinas en los estudios Romaphonic (en Buenos Aires) para establecer unas mínimas pautas de repertorio, grabarse y darle formas a un conjunto de canciones para interpretar en directo.

Calamaro y Wiedemer eligieron canciones habituales del repertorio eléctrico para adaptar a una forma dinámica distinta y despojada, y reinterpretaron material que consideraron importante y valioso por sus cualidades poéticas o armónicas, recuperando piezas que -en anteriores ocasiones- interpretó con Hugo Fattoruso o Litto Nebbia.