BUENOS AIRES.- Uno de cada tres habitantes de la Argentina es pobre, y el 6,3% de la población es indigente, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que reanudó de esta manera la difusión de las cifras sobre pobreza e indigencia luego de tres años sin contar con datos oficiales sobre el tema.

El relevamiento del organismo, que corresponde al segundo trimestre del año, mostró que alrededor de 8,7 millones de personas que viven en grandes centros urbanos son pobres, lo que equivale al 32,2% de la población y, entre ellas, 1,7 millones de personas son indigentes (6,3%).

“Hoy sabemos cuál es la realidad que nos golpea. Saber que uno de cada tres argentinos se encuentra bajo la línea de la pobreza es algo que nos tiene que doler, nos tiene que dar bronca y comprometer a trabajar juntos para que cada día podamos reparar más y más situaciones; caminar juntos hacia pobreza cero”, dijo el presidente Mauricio Macri, en una conferencia de prensa en la Quinta de Olivos.

No obstante, reconoció que el objetivo de “pobreza cero” fijado durante su campaña electoral, “en cuatro años es obvio que no se alcanza”, tras lo cual consignó que esa meta fue establecida como “un camino, no puede ser la tarea de un gobierno”. Acompañado por la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, el jefe de Estado indicó que cada medida que tomó el Gobierno “ha sido pensando en cómo generar trabajo a futuro para más y más argentinos. Este punto de partida es sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como presidente y como gobierno”.

“Espero que entendamos que la forma de construir ese futuro que queremos es diciéndonos la verdad, y hoy el Indec está poniendo la verdad sobre la mesa y diciendo qué es lo que pasa hoy en la Argentina”, agregó.

Las mediciones del Indec se basan en la consideración de indigente a aquella persona o grupo familiar que no cuenta con los ingresos mínimos como para comprar los alimentos indispensables de subsistencia comprendidos en la Canasta Básica Alimentaria, que costaba $ 5.175,92 en agosto para una familia compuesta por dos mayores y dos niños de 6 y 8 años. Ese mismo grupo familiar requirió de $ 12.489,37 para poder adquirir la Canasta Básica Total (CBT) -compuesta por alimentos, indumentaria y servicios básicos-, para no caer por debajo de la línea de pobreza, informó el Indec.

“Esta no es la única forma de medir la pobreza e indigencia, pero para realizar una medición multidimencional, que sería complementaria al método actual, se requiere mucho trabajo, y en esta etapa de emergencia estadística, tratamos de centrarnos en nuestras potencialidades”, explicó Jorge Todesca, titular del Indec.

La región del Noreste, con el 40,1%, es la que tiene mayor tasa de pobreza, seguida por la del Noroeste, con el 35,8%, y Cuyo, con el 35,6%. La indigencia golpea con más fuerza en la región Pampeana, donde alcanza 7,7%; el Noreste, con 7,6%, y el Gran Buenos Aires, con 6,2%. La Patagonia es la zona menos afectada, ya que la pobreza tuvo allí un registro de 24,7%, y la indigencia llegó a 3,3%. La última medición sobre pobreza, realizada a mediados de 2013, mostraba que en el país había solamente 4,7% de pobres. (DyN-Télam)

"La novedad es que se institucionalizó la cifra"

“Nadie se enteró de nada nuevo con la difusión del 32,6% de pobreza en la Argentina. Era una cifra que ya estaba dando vueltas en mediciones privadas, como las del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Si alguien se sorprende con esta cifra es porque estuvo dormido en los últimos cinco años”, ironizó Walter Sosa Escudero, experto en estadísticas y docente de la Universidad de San Andrés.

La noticia, según sostuvo el especialista, es que el Estado reconoció la verdadera cifra de la pobreza en el país. “La novedad es que se institucionalizó la cifra, y que el Estado, o el Indec, demostraron que están dispuestos a dar la discusión sobre la metodología para medir la pobreza. El valor de la cifra no es estadístico, sino más bien institucional”, subrayó el economista, durante una charla con LA GACETA.

Por otro lado, Sosa Escudero advirtió que los cálculos que había divulgado la UCA, sobre el nivel de pobreza en la Argentina, no son comparables con los del Indec. “El órgano estadístico oficial tiene el deber de garantizar una cobertura sistemática y regional. La UCA no tiene esta obligación. Entonces, la difusión de esta cifra de pobreza es un paso adelante para recuperar la transparencia de las estadísticas públicas”, sostuvo.

Por último, el experto recalcó que la posibilidad de contar con una medición real de pobreza en la Argentina, permite revalorizar el cálculo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que el Indec estableció en $ 12.500 para una familia tipo. Y advirtió que en 2017, el Indec tiene previsto producir y divulgar la Encuesta de Gasto de los Hogares. “Esta medición, que tiene un diseño muy complejo, permitirá complementar los datos de la canasta, ya que se podrá saber qué es lo que las familias consumen”, recalcó Sosa Escudero.

unos 300.000 en tucumán
“La responsabilidad de ayudar es de todos los sectores sociales”, dijo Manzur
Las proyecciones preliminares del Gobierno sostienen que, en Tucumán, la pobreza afecta a unos 300.000 habitantes sobre un total estimado en 850.000 para el principal aglomerado de la provincia, mientras que la indigencia golpea a unas 40.000 personas. “Sea una o 300.000 familias siempre hay que redoblar los esfuerzos para aplicar políticas que tiendan a sacarlas de esa situación”, dijo el gobernador Juan Manzur, al aludir a las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Según las mediciones parciales, Tucumán tiene una tasa de entre 29% y 30%, por debajo de la media nacional del 32,2% y de los valores de las regiones NOA y NEA. En este aspecto, Manzur puntualizó que lo importante en este difícil momento es que la provincia capte inversiones que sirvan para generar más puestos de trabajo. “La responsabilidad de ayudar es de todos los sectores sociales. Como siempre digo, el Estado debe generar las condiciones para facilitar la llegada de capitales, mientras que los empresarios deben invertir. Es un trabajo colectivo, en conjunto”, remarcó. El gobernador mantuvo ayer un encuentro en Buenos Aires con el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), en el que le presentó la adhesión de Tucumán al sistema de Exteriorización de Capitales o blanqueo. El funcionario nacional le transmitió que, en los próximos días, vendrá a la provincia para reunirse con el empresariado local. 

Unos 300.000 en Tucumán

“La responsabilidad de ayudar es de todos los sectores sociales”, dijo Manzur
Las proyecciones preliminares del Gobierno sostienen que, en Tucumán, la pobreza afecta a unos 300.000 habitantes sobre un total estimado en 850.000 para el principal aglomerado de la provincia, mientras que la indigencia golpea a unas 40.000 personas. “Sea una o 300.000 familias siempre hay que redoblar los esfuerzos para aplicar políticas que tiendan a sacarlas de esa situación”, dijo el gobernador Juan Manzur, al aludir a las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Según las mediciones parciales, Tucumán tiene una tasa de entre 29% y 30%, por debajo de la media nacional del 32,2% y de los valores de las regiones NOA y NEA. En este aspecto, Manzur puntualizó que lo importante en este difícil momento es que la provincia capte inversiones que sirvan para generar más puestos de trabajo. “La responsabilidad de ayudar es de todos los sectores sociales. Como siempre digo, el Estado debe generar las condiciones para facilitar la llegada de capitales, mientras que los empresarios deben invertir. Es un trabajo colectivo, en conjunto”, remarcó. El gobernador mantuvo ayer un encuentro en Buenos Aires con el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), en el que le presentó la adhesión de Tucumán al sistema de Exteriorización de Capitales o blanqueo. El funcionario nacional le transmitió que, en los próximos días, vendrá a la provincia para reunirse con el empresariado local. 

PUNTO DE VISTA

Un agujero estadístico

Marcelo Bátiz - Agencia DyN

El 23 de abril de 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) resolvió discontinuar la elaboración del indicador de pobreza e indigencia. En aquel momento, el organismo adujo “severas carencias metodológicas”. Ese día, según indicaba el calendario de publicaciones, correspondía dar a conocer los datos del segundo semestre de 2013, luego de que seis meses antes se informara que en el primer semestre de ese año la pobreza había caído al 4,7%.

La veracidad de la información del Indec ya estaba cuestionada desde enero de 2007, cuando comenzó a alterarse la elaboración del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que marca la inflación .

Ante la falta de datos oficiales, comenzaron a surgir índices alternativos. El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), informaba en 2013 que en el cuarto trimestre la pobreza alcanzaba al 27,5% de la población. En tanto, la CGT moyanista aseguraba que en el segundo semestre había trepado al 30%.

Desde el Gobierno, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, salió a descalificarlos. “Es un absurdo pensar en los índices de pobreza que se publican desde la Universidad Católica Argentina (UCA), el instituto que preside Claudio Lozano y los que plantea Graciela Bevacqua”, sentenció. No obstante, hubo que esperar un año para que el ministro de Economía, Axel Kicillof, abordara el asunto. “Cuántos pobres hay es una pregunta complicada. Yo no tengo el número de pobres, me parece que es una medida bastante estigmatizante”, afirmó el 26 de marzo de 2015.

El 8 de junio de ese mismo año, la presidenta, Cristina Fernández, aseguró que la pobreza en el país “está por debajo del 5% y la indigencia, en 1,2%”, a pesar de que no se contaban con estadísticas oficiales desde hacía casi dos años.

La reanudación de la elaboración y difusión de los índices de pobreza es imprescindible para que un Gobierno, y una sociedad, cuenten con información confiable, pero no podrá evitar un problema insoluble: un agujero negro estadístico de dos años y medio que nunca se podrá reparar.