Medio millar de niños, muchos de cuyos padres habían muerto en el mar, cuando intentaban llegar a Europa, miraban fijamente a Francisco. En sus manos, el Papa sostenía un chaleco salvavidas. Y él les contó la historia:
“Un voluntario me trajo el chaleco y me dijo: ‘Padre, no pude, he fallado. Había una niña sobre las olas y no pude salvarla. Sólo quedó el chaleco’. No sé el nombre de esa niña, pero está en el cielo y en este momento nos está mirando. No quiero entristecerlos, pero ustedes son valientes y conocen la verdad. Están en peligro: tantos niños, hombres, mujeres, jóvenes, están en peligro...” 
La emoción invadió el Aula Pablo VI, de El Vaticano. Los chicos habían llegado en tren desde Calabria, al sur de Italia, y se habían sentado en el suelo para escuchar al Papa. No le quitaban la vista al chaleco, perteneciente -según se estableció- a una mujer que murió ahogada durante el viaje que hacía desde su Siria natal hacia la isla griega de Lesbos.
“Los inmigrantes no son un peligro: están en peligro”, subrayó Francisco durante el encuentro. Los chicos -había hijos de migrantes e italianos- le regalaron dibujos referidos a los peligros de las travesías en el mar y sembraron El Vaticano de globos blancos.
“La vida es para compartir con los demás. Siempre hay que tener la mano extendida de la amistad”, les dijo Francisco. Ellos llegaron a Roma gracias a la iniciativa “Tren de los niños”, que este año tuvo como lema “Traídos por las olas”.
“Hay que acoger a los migrantes con gestos de cariño y acercamiento, de apertura, y especialmente con ternura, compasión y amistad”, enfatizó el Papa. Reforzó además su llamado tradicional al diálogo interreligioso. “Los que vienen tienen una religión diferente, pero no es peligroso porque somos todos hermanos. Dios nos quiere a todos juntos”, indicó. Lamentó la actitud de países que se enojan y deportan a quienes busca un poco de salvación, paz y trabajo.
Unas 12.000 personas han sido rescatadas en alta mar ante las costas libias esta semana. Se produjeron tres naufragios, uno de ellos filmado en directo, que dejaron 70 muertos y decenas de desaparecidos. En lo que va del año llgaron 40.000 migrantes a Italia.

Medio millar de niños, muchos de cuyos padres habían muerto en el mar, cuando intentaban llegar a Europa, miraban fijamente a Francisco. En sus manos, el Papa sostenía un chaleco salvavidas. Y él les contó la historia:
“Un voluntario me trajo el chaleco y me dijo: ‘Padre, no pude, he fallado. Había una niña sobre las olas y no pude salvarla. Sólo quedó el chaleco’. No sé el nombre de esa niña, pero está en el cielo y en este momento nos está mirando. No quiero entristecerlos, pero ustedes son valientes y conocen la verdad. Están en peligro: tantos niños, hombres, mujeres, jóvenes, están en peligro...” 

La emoción invadió el Aula Pablo VI, de El Vaticano. Los chicos habían llegado en tren desde Calabria, al sur de Italia, y se habían sentado en el suelo para escuchar al Papa. No le quitaban la vista al chaleco, perteneciente -según se estableció- a una mujer que murió ahogada durante el viaje que hacía desde su Siria natal hacia la isla griega de Lesbos.

“Los inmigrantes no son un peligro: están en peligro”, subrayó Francisco durante el encuentro. Los chicos -había hijos de migrantes e italianos- le regalaron dibujos referidos a los peligros de las travesías en el mar y sembraron El Vaticano de globos blancos.

“La vida es para compartir con los demás. Siempre hay que tener la mano extendida de la amistad”, les dijo Francisco. Ellos llegaron a Roma gracias a la iniciativa “Tren de los niños”, que este año tuvo como lema “Traídos por las olas”.

“Hay que acoger a los migrantes con gestos de cariño y acercamiento, de apertura, y especialmente con ternura, compasión y amistad”, enfatizó el Papa. Reforzó además su llamado tradicional al diálogo interreligioso. “Los que vienen tienen una religión diferente, pero no es peligroso porque somos todos hermanos. Dios nos quiere a todos juntos”, indicó. Lamentó la actitud de países que se enojan y deportan a quienes busca un poco de salvación, paz y trabajo.

Unas 12.000 personas han sido rescatadas en alta mar ante las costas libias esta semana. Se produjeron tres naufragios, uno de ellos filmado en directo, que dejaron 70 muertos y decenas de desaparecidos. En lo que va del año llgaron 40.000 migrantes a Italia.