No hay soluciones mágicas, pero sí se necesitan indicios de que las épocas de ajuste pasarán mientras se ordena la economía. Los costos empresariales ya no resisten incrementos, como tampoco el salario soporta una caída más pronunciada de su poder adquisitivo. Y, entonces: ¿por qué el segundo semestre es tan importante para los argentinos? De lado del Gobierno, el presidente Mauricio Macri necesita imperiosamente cambiar la imagen y la percepción de la economía, en el año previo a las elecciones parlamentarias. Por el lado del simple consumidor, se esperan con ansiedad los efectos de las paritarias para recuperar parte del terreno perdido frente al proceso inflacionario con el que arrancó este 2016. Aquí seis claves de lo que puede llegar a pasar en la segunda mitad del año.

1- La actividad económica: durante el primer trimestre del año la actividad económica ha evidenciado un estancamiento generalizado, siguiendo con la tendencia que se iniciara hace cuatro años, planteó hace poco tiempo la consultora que encabeza el economista Orlando Ferreres. Los problemas externos condicionan una mejora de la actividad, que este año puede cerrar con una caída global del 1%. De todas maneras, los analistas apuestan al consumo como la clave para recuperar parte del terreno perdido, porque el sector público aún atraviesa un proceso de ajuste fiscal. No obstante, la recuperación será lenta durante la segunda mitad del año.

2- La amenaza brasileña: el gigante sudamericano sigue en problemas y, en cierta medida, será el condicionante para su principal socio: Argentina. La recesión que atraviesa el país vecino (calculan entre un 3% y un 4% de caída para este año), naturalmente bajará la demanda de productos industriales, particularmente en el sector automotor y en las pequeñas y medianas empresas que comercializan con ese mercado. La contrapartida que puede observarse en el segundo semestre del año es la estrategia para sustituir mercados mientras pase la tormenta brasileña.

3- Inversiones: si bien las grandes compañías anunciaron que pondrán capitales en el país, éstos no serán de efecto inmediato, por lo que su incidencia en el ritmo de la actividad económica puede ser relativa. Los inversiones, no obstante, siguen analizando el escenario argentino, particularmente con la evolución de los precios de las tasas de interés y de algunas políticas fiscales y laborales que incentiven la inyección de dinero.

4- El consumo: es la llave que puede abrir la puerta de la estabilización de la economía. El cóctel de inflación más incremento de tasas y baja del salario real ha sido una estocada para el ritmo de la actividad de estos primeros meses. Las empresas adoptaron políticas de cobertura que, en muchos casos, significaron reducciones de costos de producción y de trabajo. Los asalariados, en tanto, resignaron cantidad y calidad de los productos que adquieren para vivir. Hubo una fuerte caída en el nivel de esparcimiento. Frente a esa realidad, las paritarias pueden contribuir a mejorar la expectativa de consumo. Pero este proceso requerirá de medidas adicionales para alentar el consumo en distintas franjas sociales: desde la devolución de IVA para la adquisición de alimentos, hasta una modificación de las escalas del impuesto a las Ganancias, particularmente para la clase media. También dependerá de la regulación de las tasas de interés, con el fin de que los agentes económicos puedan acceder al financiamiento con el menor costo posible.

5- Freno a los aumentos: otra de las claves para que el cambio de humor se concrete en el segundo semestre del año será el freno a los reajustes de precios, en especial, los vinculados con el combustible, que ya lleva un 30% de suba en lo que va del año. La sociedad viene pidiéndole a la gestión que cese el “sinceramiento” de las tarifas y del valor de las naftas y que permita a la economía hogareña adaptarse al nuevo escenario. Esa será una medida efectista para mejorar la confianza del consumidor.

6- Bendita inflación: está claro que la inflación de este año no será del 25%, como en algún momento proyectó el gobierno nacional. Tal vez exceda en 10 puntos porcentuales aquella previsión inicial. Guillermo Oliveto, de la consultora W, afirmó que en el segundo semestre se oxigenará el bolsillo, debido a la desaceleración inflacionaria. "La plata nueva en la calle va a generar un clima distinto al que hubo en esta parte del año y la inflación no va a ser 7% ni siquiera en mayo, la excepción de la suba de tarifas y la devaluación es más una cuestión de la Argentina reciente que de la Argentina que se viene", argumentó.

En suma, si el primer semestre ha sido –según el Gobierno nacional- un período de correcciones a la política económica, la segunda mitad del año debería ser de estabilización no sólo de las variables económicas, sino de los ánimos de los consumidores que esperan que esa fiebre de la economía llamada inflación ceda, paulatinamente, a un ritmo de entre un 1,5% y un 1% mensual en lo que queda de este 2016. Como dicen los analistas, no sólo hay que pasar el invierno, sino esperar que la primavera sea floreciente para la economía de los argentinos.